Isabelle Chaquiriand: "las mujeres emprenden la mitad que los hombres"

La empresaria, directora de ATMA y presidenta de la Fundación Corazoncitos habló del rol de la mujer en el emprendedurismo en Uruguay.

Nuestra invitada es Isabelle Chaquiriand. Es contadora pública, máster en administración de empresas y candidata a doctora en la misma especialidad. Está casada y tiene tres hijos.

Desde 2007 sos directora ejecutiva de ATMA, una empresa nacional dedicada a la fabricación de productos plásticos para la casa y la industria. Además sos fundadora y presidenta de la Fundación Corazoncitos.

Soy presidenta hasta fin de mes. Paso a ser tesorera, y la presidencia la toma Eduardo Guerra, que es un gran valor de la directiva de la Fundación.

¿Fuiste  la marcha?

No fui y de hecho te confieso que no fui nunca a la marcha del 8 de Marzo. Hay distintas causas por las que militar en la vida, todas muy nobles y muy justas, particularmente elijo otras. El día tiene 24 horas y hay que elegir un poco las batallas. Corazoncitos es un tema muy particular que me lleva mucho tiempo, más hijos, academia y empresa. Es estrictamente un tema de otras prioridades.

El origen de Corazoncitos

Es una fundación hecha por padres de niños con cardiopatías. En nuestro caso, en el quinto mes de embarazo de nuestro segundo hijo nos enteramos que tenía medio corazón, le faltaba la parte izquierda. Ahí vino una seguidilla de decisiones, nos tuvimos que ir a Estados Unidos porque acá no había ningún caso. Nos juntamos con otros padres que nos sentíamos privilegiados por tener a nuestros hijos y con otros padres que perdieron a sus hijos para trabajar en esto que es una de las principales causas de muerte neonatal en Uruguay.

¿La fundación fue una faceta más de tu característica de emprendedora?

Sí, sin duda que va mucho por esa formación proactiva, de tener iniciativa. Viene primero de mi familia y se desarrolló más con la formación profesional.

Cifras oficiales de Uruguay dicen que solo el 33% de los casos directivos y de gerencias son ocupados por mujeres. Tú llegaste pero podría ser un caso engañoso, porque es una empresa familiar. ¿Es así o también tuvo su dificultad?

ATMA tiene la particularidad de que si bien es una empresa de mi familia, no es la típica empresa familiar. En su historia no hubo familiares en la gestión de la empresa, yo soy la primera. Siempre estuvieron en el directorio pero no en la gestión. En su momento en el 2003, después de la crisis que le pegó muy duro a la empresa, surgió la posibilidad de empezar de nuevo. Ahí fue cuando surgió mi entrada, en una charla con mi padre que me dijo que necesitábamos a alguien con mi perfil. Yo pude elegir en ese momento, si bien en la decisión hubo un componente emocional importante, porque seguro que no era el mejor lugar donde trabajar en Uruguay en ese momento. Después en el camino hubo dificultades y desafíos. Lo que tiene haber entrado en ese momento es que estábamos todos muy concentrados en sacarla adelante, no había tiempo para distraerse en otras cosas. Ahora si lo miro en retrospectiva, sí hubo situaciones machistas. Pero después rápidamente otras mujeres empezaron a tomar lugares de liderazgo, eso ahora se toma con naturalidad en la empresa.

A las mujeres se las suele encasillar en gerencias de marketing o de recursos humanos. 

Sí, hay una cosa que es real. Las mujeres y los hombres, en general, tenemos más facilidades y fortalezas en un caso y en el otro. No me parece un problema. Si las mujeres tenemos más facilidades en el marketing, ¿cuál es el problema? En ATMA la gerenta financiera es mujer y el gerente de marketing es hombre. En mi caso en particular se juntaban las dos cosas de que era muy joven y era mujer, entonces era bicho raro por los dos lados. No sé cuál pesaba más. AHora que estoy pensando en el exterior sentía más los prejuicios, en las ferias pensában que yo era la secretaria en lugar de la gerente. Acá en Uruguay veo muchas mujeres en puestos gerenciales. No soy experta en estadísticas. Donde sí veo cierto prejuicio cuando surge la posibilidad de un puesto, es si la mujer tiene hijos o no los tiene.

¿Qué pasa con las mujeres entre los emprendedores?

Ahí sí puedo compartir cifras porque domino mejor esa área. Desde el 2006 a la fecha las mujeres emprenden la mitad que los hombres. Ese es un dato objetivo. Lo podemos encarar desde el punto de vista de decir que tenemos que hacer algo para que las mujeres emprendan más, tenemos que incluirlas más por la inclusión en sí misma. Pero hay un tema muy objetivo que es que tenemos la mitad de la fuerza de un país para salir adelante siendo subutilizada.

¿Por qué es importante que haya emprendedoras?

Partimos de la base de que el emprendimiento es el motor de la economía, es lo que genera innovación. De  hecho, acá en Uruguay las empresas de uno a cuatro años son las creadoras netas de empleo. Las empresas de más de cuatro años mantienen o destruyen empleo. Sabiendo que en el emprendimiento tenemos ese instrumento de crecimiento económico tan importante, el aprovechar todas las capacidades que tiene un país para salir adelante es fundamental.

¿Cuáles son los obstáculos de las mujeres para emprender?

No es que las mujeres tengan más dificultades o barreras de los hombres, sino que tienen barreras distintas. Al final, termina mucho en la conciliación trabajo-familia. La aparición de hijos, de cuidados de personas mayores pesa más en las mujeres que en los hombres. Hay que trabajar en esas áreas.

 ¿Y el autoestima que papel juega?

Las mujeres tienen más aversión al riesgo, percepción de tener menos herramientas o menos cualidades que los hombres, pero se marca mucho más esa brecha cuando tienen hijos o cuando no.

 


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