La diseñadora del año en Estados Unidos, Gabriela Hearst, habló en exclusiva con Telemundo.
Luego de 20 años de llegada a Nueva York, Gabriela Hearst fue reconocida por sus colegas diseñadores.
“Para ser una compañía que somos relativamente chica comparada con las marcas grandes, logramos hacer varias cosas sólidas y varios pasos que eran importantes para nosotros y la industria y creo que eso resonó”.
Cada una de sus colecciones es coherente con una visión amigable con el medio ambiente y la naturaleza con la que creció en Paysandú.
“Haberme criado en Uruguay y en el campo y con los valores de mis padres y su familia es lo que me ha dado la oportunidad de estar por 20 años y manejarme con esos valores. No podría hacer lo que hago si no hubiera nacido en Uruguay”.
Su última colección otoño invierno se concentró en cómo manejar el desperdicio sobre la base de mirar a largo plazo y sustentabilidad.
“Nos proyectamos a 10 años, donde vamos a estar cortos de agua, de recursos naturales y entonces nos planteamos cómo reusamos lo que hay”
Por ejemplo, utilizó alfombras turcas en desuso en combinación con cashmire reciclado. “Entonces son como medio ásperas afuera pero muy suaves adentro”, contó.
Hearst trabaja hace décadas con Manos del Uruguay por organización cooperativa y el nivel del trabajo y producto final. “Lo de ellos es como trabajar con los top proveedores del mundo, que son con los cuales yo trabajo”, dijo.
Han utilizado lana merino del campo que conserva cerca de Guichón, en Paysandú, para sastrería y próximamente para mantas.
Ella comenzó la marca candela en 2004 y en 2015 resolvió recomenzar con una grifa que llevara su nombre con el apellido de casada. Austin Hearst, su esposo, es heredero del conglomerado de medios Hearst Corporation.
“Como yo me crié en el campo, y sé de lana y de materia prima y él sabe de historia, de comunicación. Su padre era escritor, ganó un Pulitzer, él sabe lo que es contar una historia y él fue la persona que me empezó a explicar que lo que para mí era normal, como había crecido, era realmente especial".
Ella comanda el campo de su familia cerca de Guichón, donde creció y al que visita al menos una vez al año.
