El mandatario explicó que, al llegar al gobierno, se encontraron con “un país que tenía fortalezas macroeconómicas” y que era justo reconocerlas, pero también con “una situación bastante más pesada y compleja” de lo que se les había anunciado.
"La herencia recibida no fue un desastre, tampoco fue el paraíso". Así se expresó este martes el presidente de la República, Yamandú Orsi, durante su exposición en el almuerzo de ADM, evento organizado por la Asociación de Dirigentes de Marketing.
Orsi realizó un extenso análisis sobre la situación económica, social e institucional que encontró al asumir el gobierno, y señaló que era necesario “clarificar o establecer” cómo fue que empezaron. Según afirmó, ese diagnóstico inicial no busca repartir responsabilidades sino ordenar la información. “No hay más remedio que hacerlo y que quede clarísimo que acá en ninguna de las palabras, en este análisis primero va a haber traslado de culpas sino que es aclarar”, enfatizó.
El mandatario sostuvo que “la herencia recibida no es un desastre, no fue un desastre, tampoco fue el paraíso” y que esta situación “así es siempre o casi siempre, así es en Uruguay”. Explicó que, al llegar al gobierno, se encontraron con “un país que tenía fortalezas macroeconómicas” y que era justo reconocerlas, pero también con “una situación bastante más pesada y compleja” de lo que se les había anunciado.
Orsi informó que existía “una realidad que combinaba problemas fiscales, sociales e institucionales” que, a su vez, condicionaban la capacidad de acción inmediata. Señaló que “el déficit real rondaba el 4% del PBI, bastante más por encima de lo que suponía allá en el 24” y que también aparecieron “deudas postergadas, obligaciones que no estaban registradas con claridad”, como “más de USD 160 millones en el Ministerio de Transporte o más de USD 100 millones en ASSE”.
Asimismo, afirmó que parte de la “buena foto fiscal del último año” se había sostenido adelantando ingresos futuros. “Ancap, por ejemplo, adelantó USD 30 millones, UTE USD 44 millones en cobros impositivos”. Ese alivio fue “momentáneo”, dijo, pero dejó compromisos para 2025. Además, recordó que decisiones presupuestales del último período implican “egresos adicionales por USD 970 millones para este año”, debido a cargos y gastos postergados.
Orsi describió una realidad social “compleja”, marcada por el aumento de la pobreza infantil, que “había crecido significativamente, llegando hasta el 20% en el año 2024”. Recordó que en 2019 era del 16% y que, “por supuesto, pandemia mediante”, la cifra ascendió. “Esto significa más gurises viviendo con carencias profundas, más hogares sin las mínimas garantías para proyectar futuro y más desigualdad acumulada”, sostuvo.
También señaló que el país alcanzó “un récord histórico de personas viviendo en situación de calle”, fenómeno que definió como un “largo proceso”. Subrayó que “no son números, son rostros concretos, con compatriotas que sufren aislamiento, abandono, problemas de salud mental, adicciones”.
En materia sanitaria, dijo que encontraron “un sistema tensionado al extremo”, con mutualistas en situación financiera crítica, un récord de juicios contra el Estado y reclamos por tratamientos y medicamentos que no se estaban garantizando. A su juicio, esto “no sólo compromete la atención, sino que amenaza la sostenibilidad del sistema entero”.
El mandatario afirmó que en el sistema penitenciario el panorama “tampoco es mejor”, recordando que Uruguay llegó a “los mayores niveles de población privada de libertad” y a “récord de homicidios y suicidios intramuros”. Denunció cárceles sobrepobladas, sin capacidad de rehabilitar y “en muchos casos, funcionales al crecimiento de redes delictivas dentro y fuera de los muros”.
En infraestructura, mencionó que había “contratos que generaron revisión inmediata”, y señaló el caso del astillero Cardama como ejemplo. Sobre las patrullas oceánicas, aseguró que prefirieron no “mirar para otro lado” y que se optó por “actuar resolviendo el problema”, asegurando que “las patrullas oceánicas van a estar”.
Respecto al Ferrocarril Central, dijo que existían litigios abiertos, reclamos multimillonarios y riesgos de arbitrajes internacionales, además de una estructura contractual “vulnerable”. Explicó que se optó por negociar “con firmeza y responsabilidad”, logrando acuerdos que “evitaron daños mayores” y permitieron mantener una obra estratégica.
Orsi sostuvo que el país enfrenta “una marcada presencia de crimen organizado, con registros elevados de violencia letal y con un sistema penitenciario que perdió la capacidad de control y rehabilitación”.
Aclaró que no mencionaba estos problemas “para buscar excusas”, porque no es su forma de hacer política, sino porque “no se puede construir futuro sobre diagnósticos falsos”. Afirmó que “el país merece saber con claridad cuál es el punto de partida” sobre el cual están trabajando.
El presidente explicó que, una vez asumido, lo primero fue “nombrar y armar los equipos para gobernar”. Y afirmó: “Créanme, considero que eso lo pude hacer bastante rápido. Y lo otro es, estoy muy contento y orgulloso y felicito al equipo que tenemos. Gracias, señores ministros, gracias a los equipos”.
Cuestionó a los gobiernos que prometen resolverlo todo “de un plumazo” mediante una “súper ley”, ya que, según dijo, eso muchas veces termina sin resolver nada.
Recordó que el gobierno convocó al primer Consejo de Ministros ampliado y, con los programas sobre la mesa, definieron “63 prioridades centrales para este quinqueño”.
Salud, educación, seguridad, primera infancia, empleo, vivienda, infraestructura, ambiente e innovación son algunos de los ámbitos donde el gobierno se comprometió a “cambiar la realidad de nuestra gente”, enumeró.

