La masificación de test de coronavirus ha demostrado ser clave para frenar el avance del Covid-19, pero en Uruguay los testeos son muy bajos

Corea del Sur se convirtió en un ejemplo mundial sobre cómo el testeo masivo puede evitar que los sistemas de salud colapsen.

El 20 de enero las autoridades de la salud de Corea del Sur confirmaron los primeros casos de coronavirus entre los fieles de una congregación religiosa en Daegu, una ciudad en la que viven  2 millones y medio de habitantes. Rápidamente el país asiático aplicó una estrategia basada en el testeo masivo de miles de personas, que ha demostrado ser un éxito en el combate para frenar la cadena de contagios.

Las cifras son elocuentes: Italia, que anunció su primer caso de coronavirus  un mes después, cuenta ya 132 mil contagios, mientras que en Corea del Sur registró algo más de 10 mil durante toda la pandemia.

La estrategia coreana se basó en la realización masiva de test, llegando a casi 20 mil diarios, con el objetivo de identificar a personas infectadas y así poder aislarlas para evitar contagios. Es que el 80 % de los enfermos con covid-19 son asintomáticos o muestran síntomas leves, por lo que podrían contagiar el virus sin siquiera saberlo.

Por eso, identificar casos a través de un análisis médico puede ser clave para aislar a los enfermos asintomáticos.

Hasta el momento Uruguay ha realizado casi 1.600 test cada millón de habitantes. Esta cifra está muy por debajo de los más de 6.000 test cada millón de habitantes que hizo Corea del Sur, pero por encima de 645 de España y los 313 que hizo Estados Unidos, según datos publicados por el Instituto Pasteur.

Si Uruguay realizara 800 test diarios, como había previsto el gobierno, al cabo de 20 días podría superar los niveles de testeo que tiene actualmente Corea del Sur.

Sin embargo las cifras actuales están lejos de lo previsto por el gobierno: el promedio la pasada semana fue de 297 test diarios, una cifra que el gobierno intentará que aumente esta semana.

 


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