El lugar de este último enterramiento ya había sido inspeccionado en el 2005 y 2006, pero con una intervención que dejaba distancia de metros entre trincheras.
Para el equipo que extrajo el cuerpo en el Batallón 13, el hallazgo refuerza la necesidad de excavar en toda la franja del arroyo Miguelete.
Si bien no hubo testimonios contundentes, ese lugar llamó la atención por la forma en que fue forestado en los últimos años de dictadura.
Hace algunos años que la búsqueda de desaparecidos se centró en el Batallón 13.
Una zona cautelada por la Justicia tiene 12 hectáreas, y el planteo fue excavar exhaustivamente.
Se alcanzó el 85 % de esa zona, lo que equivale a más de la mitad de todo el predio del batallón.
El semanario Brecha informa este viernes que el lugar de este último enterramiento ya había sido inspeccionado en el 2005 y 2006, pero con una intervención que dejaba distancia de metros entre trincheras.
El jefe del equipo en aquel momento, el arqueólogo José María López Mazz, dijo a Brecha que ahora hubo un hallazgo, lo que demuestra que el cambio de estrategia fue correcto.
Ese cambio adoptado por la actual coordinadora del equipo, Alicia Lusiardo, implica una intervención sistemática, sin dejar espacio entre las trincheras para abarcar todo el terreno.
Esto ocurre en un lugar donde se detectó colocaron árboles entre 1983 y 1985. “Nos pareció que estaban maquillando algo deliberadamente” dijo López Mazz al semanario.
Para Lusiardo, el hallazgo muestra que “hay bastante terreno a la costa del arroyo para excavar”.
En tanto, el cuerpo encontrado en la trinchera 3896 está siendo limpiado y acondicionado para estimar sexo, edad y altura. El estudio de ADN se hará en Argentina, y una muestra testigo quedará en Uruguay en poder del ITF.
