Las fricciones de Ernesto Talvi en la interna del Gobierno comenzaron antes de asumir

El actual canciller hace meses que no habla con el expresidente Sanguinetti, a quien se enfrentó por varios de los cargos propuestos por su sector, Batllistas. 

Pero además, a Talvi le molestó que varios de esos cargos fueran negociados por Lacalle Pou directamente con Sanguinetti.

El caso emblemático fue el de Julio Luis Sanguinetti, hijo del ex mandatario. El canciller se negó a que ocupara un cargo dentro de Relaciones Exteriores.

Pero con el Ejecutivo también tuvo cortocircuitos por nombramientos en cancillería. Por ejemplo, con la designación de embajadores políticos, sin perfil técnico pero de estrecha confianza del presidente, como Carlos Enciso en Argentina.

Y en las últimas horas, surgió una nueva diferencia pública, que fue saldada en un encuentro mano a mano entre Talvi y Lacalle.

En una entrevista con El Observador, Talvi dijo que en su actual rol de canciller no iba a utilizar la palabra dictadura para referirse a Venezuela.

Dejó claro que seguía opinando lo que había dicho en campaña, que efectivamente era una dictadura, pero que su opinión personal dejó de ser relevante al asumir en Relaciones Exteriores.

Esto generó molestias en Batllistas y desconcierto en el Partido Nacional. El martes de tarde, en el mano a mano de Talvi y Lacalle, le planteó al presidente una fórmula para su salida del gobierno.

Ayer de mañana, Talvi no participó del Consejo de Ministros convocado por el presidente de la República para tratar el próximo Presupuesto. En su lugar fue la subsecretaria Carolina Ache.

En la tarde, el periodista Gabriel Pereyra publicó que Talvi renunciaría hoy, pero luego aclaró que era una fórmula para abandonar el gobierno en unos meses.

El canciller fue tajante y dijo que no renunciaba pero luego reconoció que le planteó a Lacalle su salida programada del gobierno.

 


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