Las víctimas de la red de explotación sexual que cayó en España debían dejar la mitad de lo que obtenían a los explotadores

Además debían pagarse pasajes, ropas, casa y comida, así como debían trabajar en condiciones insalubres.

Las investigaciones de la Policía española y uruguaya siguen y se continúa en la búsqueda de más implicados en el marco de la Operación Quijote, realizada en conjunto con la Policía española para desarticular una banda de explotación sexual de personas.

Aquí en Uruguay tres personas, una mujer y dos hombres ya fueron imputados por delitos de trata de personas. Interpol continúa las indagatorias tendientes a encontrar más involucrados en este caso.

En España, que a la operación le pusieron Peñarol, allí detuvieron a cinco personas. Cuatro de nacionalidad uruguaya, tres de ellas mujeres. Dos de esas mujeres fueron procesadas.

Las víctimas, hasta este viernes 28 confirmadas, vivían en situación de vulnerabilidad en nuestro país. Al ser trasladadas a Españal, se les obligaba a ejercer la prostitución en condiciones precarias, tanto en la casa donde vivían como en las calles del Polígono Industrial, donde salían a trabajar.

Antes de llevarlas al lugar definitivo donde serían explotadas, los detenidos y procesados, llevaban a las víctimas a comprar ropas sensuales para mostrarse ante los potenciales clientes.

Las mujeres, debían cobrar entre 20 y 30 euros a cada cliente. Pero a su vez, generaban una deuda de unos 3.500 euros por concepto de pasajes, documentos y ropas. Además, los responsables de la organización se quedaban con la mitad de  los beneficios económicos de la explotación de las mujeres.

Además, las víctimas debían pagar 20 euros al día por casa y comida, que le era racionada.

Las mujeres debían trabajar de lunes a sábado de 10:00 a las 20:00. Trabajaban en las condiciones más adversas, incluso durante el temporal de nieve que ocurrió en Madrid, las mujeres debieron salir a la calle soportando temperaturas bajo cero.


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