Se trata de una corriente que mezcla tecnología y filosofía y propone que la tecnología podría ayudar a la raza humana a evolucionar como tal.
En él, la joven Amie DD les cuenta a sus miles de seguidores que está a punto de convertirse en una transhumana al implantarse la llave de un auto Tesla debajo de la piel. Así, su propio brazo se convertiría en un dispositivo tecnológico.
El transhumanismo es una corriente filosófica y tecnológica relativamente nueva. Quienes la defienden plantean que las posibilidades técnicas hoy nos permiten expandir la raza humana, hacerla evolucionar a algo distinto utilizando la tecnología.
Los más radicales incluso defienden que los humanos podríamos ser inmortales llevando la mente humana a una máquina, que la existencia sea ilimitada y virtual.
La tecnología, dicen quienes estudian este tema, permitiría desarrollar una especie más inteligente, fuerte y capaz. Haría posible registrar fotos y videos con un pestañeo, entender idiomas sin traductores, levantar toneladas de peso, moverse a una velocidad de kilómetros por hora sin cansarse y hasta incluso controlar objetos con la mente.
Todo esto parece sacado de una serie de ciencia ficción, pero lo cierto es que el tema está sobre la agenda académica.
¿Cuáles son las limitaciones que tiene esta nueva corriente? Según los expertos son dos. La primera tiene que ver con factores técnicos y que todavía estamos lejos de alcanzar ese nivel de innovación. Sin embargo, existen varios humanos llamados cyborgs que poseen diversos implantes en sus cuerpos. Como Neil Harbisson, un británico que nació con una enfermedad que le impide distinguir colores y a quien los médicos le conectaron una antena auditiva al cerebro que le permite identificar colores a través de sonidos.
La segunda limitación es ética ya que el transhumanismo podría introducir diferencias esenciales entre las personas y crear una brecha gigante entre los humanos y los transhumanos.
El tema, por ahora, está en estudio.
