A pesar de los intentos de los vecinos por evitar la demolición, el viejo hotel San Rafael ya no existe y se dará paso a uno nuevo.
Bajo la mirada atenta de grandes y chicos fue cayendo la última torre del Hotel San Rafael. A partir del anuncio de su demolición, el ícono del turismo puntaesteño tenía los días contados.
Al mismo tiempo que en Telemundo se daba la noticia de su demolición, comenzaron a movilizarse vecinos y miembros de la Sociedad de Arquitectos para tratar de frenar la demolición de lo que para ellos significaba una parte de la historia y la cultura del departamento. Mientras esto sucedía, la orden ya estaba dada y la empresa de demoliciones ultimaba los detalles.
Finalmente el día llegó. Fue la mañana del 21 de marzo que una enorme pala mecánica comenzó a destruir los salones de fiesta y el casino del ex hotel. Esto disparó algunas críticas y el enojo de quienes estaban contra la demolición. El catedrático William Rey interpuso un recurso de amparo y todo fue a parar a la justicia civil. Mientras tanto, las máquinas seguían trabajando ante la atenta mirada de quienes pasaban por el lugar.
Finalmente, y tras escuchar los argumentos de ambas partes, la jueza dio el aval para que la demolición continuara. Todo siguió como estaba previsto hasta este sábado cuando, ya herido de muerte, el viejo hotel San Rafael -construido en 1948- cayó. Dará paso a un proyecto que promete una inversión de 450 millones de dólares, lo que devolvería el lujoy el glamour que supo tener el San Rafael en sus años de esplendor.
