Travesía diaria: los jóvenes que viajan de Cabo Polonio a Castillos para estudiar y los choferes que lo hacen posible

Los choferes de estos enormes 4x4 son gente de la zona y por lo tanto están comprometidos con la comunidad del Polonio.

La jornada en la terminal de Cabo Polonio (Rocha) comienza muy temprano, a las 05:30, con la salida del primer camión 4x4 hacia el interior del balneario.

Los choferes madrugan para asegurarse que los adolescentes del lugar que concurren al liceo de Castillos y las maestras, el policía y el guardaparques lleguen a tiempo a sus destinos.

Tras un recorrido entre las dunas que lleva media hora, en medio de la oscuridad total, el camión llega a la terminal ubicada cerca de la costa. La única señal de que se están aproximando es la luz del faro, el único lugar que cuenta con energía proporcionada por UTE.

Allí, sobre las 06:00, se sube Micaela, una adolescente de 17 años que concurre al liceo de Castillos todos los días. Hasta ese momento es la única pasajera. "Ya sé que el horario es a las 06.00, así que 05:55 estoy en la terminal", contó la joven a Telemundo.

Más adelante sube Lucas, otro adolescente que acompañado por su padre todas las madrugadas hace señas con una linterna para que el chofer los ubique entre las dunas. "Mi jornada arranca a las 05:20 de la mañana, me despierto y desayuno", contó Lucas, que luego sortea las bajas temperaturas, la lluvia y el viento del mar a la espera del transporte.

Minutos más tarde Lucas y Micaela llegan a su primer destino, la terminal sobre la Ruta 10 donde deberán esperar el ómnibus que los lleva al liceo. Retornan recién a media tarde, nuevamente a su hogar en Cabo Polonio.

Los choferes de estos enormes 4x4 son gente de la zona y por lo tanto están comprometidos con la comunidad del Polonio. Según relataron a Telemundo, toman este trabajo como un verdadero desafío todos los días y se sienten satisfechos cuando completan el viaje a pesar del frío, los temporales y la niebla de las madrugadas, algo que complica y mucho entre los médanos y el mar. "Lo más complicado es la niebla, esto es como los pescadores, si tú le preguntas a los pescadores a qué le tienen más miedo es a la niebla, porque acá viajás a ciegas casi", dijo Rodolfo, uno de los trabajadores que cumplen con esta tarea.

“El otro día era un día de creciente, tormenta eléctrica y lluvia, pero es parte del trabajo, y es hasta disfrutable. A mí me gusta y más sabiendo que venís a buscar a los gurises que todos los días tienen una historia nueva", agregó.

El Canario y Rodolfo son uno de los seis permisarios que hay en el lugar y a pesar de que van a pérdida total con estos viajes, sienten satisfacción para constituir que el Polonio no quede aislado durante todo el año.


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