Una pareja de Solís de Mataojo tuvo la iniciativa de fabricar de forma voluntaria lavatorios para instalar en la vía pública

Vecinos y comerciantes se sumaron a la iniciativa y donaron materiales.

Cuando el coronavirus era solamente una amenaza en Uruguay, Valentina Barreto pensó en poner un lavatorio en la puerta de su instituto de inglés para que niños y padres se lavaran antes de ingresar. Su esposo, Agustino Alonzo, lo fabricó con un tanque y pocos días después aparecieron los primero casos en el país.

Entonces la pareja se contactó con la exalcaldesa de Solís de Mataojo para proponerle que se instalaran lavatorios de este tipo en la vía pública. Verónica Machado se comprometió a conseguir tanques y contactó al municipio para pedirle que aportara otros materiales, además de los permisos.

Cuando contactaron a los comercios para comprar los elementos necesarios, varios decidieron donarlos. Agustino y Valentina fabricaron los lavatorios sin cobrar nada.

Hasta hora se instalaron tres: uno en un Espacio Joven, otro en la plaza y un tercero frente al banco, que les proporciona sin costo el agua. Ahora una barraca ubicada en un punto de mucho tránsito ofreció también su conexión para instalar el cuarto.

Desde que la iniciativa trascendió en redes sociales, quienes están al frente recibieron llamadas de todo el país para replicar la idea. También desde el exterior los contactaron y alguien en Italia les sugirió sustituir la canilla por un pedal. Agustino se puso a pensar cómo fabricar la canilla a pedal, porque comprarla era muy caro.

Ya lo resolvió y este mismo miércoles estarán instaladas.


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