El joven policía que fue asesinado en Piedras Blancas vivía en Progreso y tenía dos trabajos, además vendía materas que él mismo hacía

Quería ahorrar dinero junto a su novia para poder hacer un tratamiento de fertilidad y convertirse en padres.

Rogelio Eduardo Souza cumplía 27 años el día que lo mataron. Sus jornadas eran muy largas. Todos los que lo conocieron coinciden en que era un joven muy trabajador.

Vivía en la ciudad canaria de Progreso, en el barrio Eliseo Argentino. Había salido a trabajar como todas las mañanas en un camión de reparto de cerveza. Hacía un año que se desempeñaba allí, no para hacer seguridad, sino como un empleado más.

De noche se trasladaba a la jefatura de Canelones. Había ingresado en el 2012 como policía ejecutivo, y hace un año pasó al área administrativa de la Dirección de Información Táctica, como telefonista.

Además, vendía materas y tablas de madera.  Las hacía él mismo y había publicado sus productos en Facebook. Cada peso le servía. Dicen que trabajaba de sol a sol.

Vivía con su novia, a la que conoció a los 18 años. Hacía 9 que estaban juntos. Le habían comprado la casa a un familiar y la estaban arreglando.

Además, querían juntar dinero para realizar un tratamiento de fertilidad, porque tenían el sueño de tener un hijo.

Cuando tenía tiempo libre le gustaba ir al cine. Cuentan que su casa siempre estaba abierta para los seres queridos. Sus cuñados adolescentes iban a jugar al play station allí.

Rogelio tenía dos hermanos: uno es adolescente y el otro también es policía y se desempeña en la Guardia Republicana.

Su sepelio será este viernes a las 9:30 en el Cementerio de Canelones.

 


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