Muchos de ellos fueron lejos de las canchas.
La violencia en el fútbol es un problema tan viejo como el mismísimo deporte. En Uruguay, los hechos violentos que se registran en los estadios y fuera de ellos son cada vez más comunes.
En lo que va del 2016, fueron varios los hechos de violencia que directa o indirectamente se vinculaban con el fútbol.
En marzo, en Villa García, un joven hincha de Nacional fue asesinado por pintadas en un muro. El autor, un reconocido hincha de la barra de Peñarol en la zona, fue detenido y procesado.
Dos meses más tarde, durante los festejos por un nuevo aniversario del Club Nacional de Fútbol, cerca de medio centenar de parciales tricolores destrozaron casas particulares y negocios, en la madrugada del 14 de mayo, a lo largo de una buena parte de 8 de Octubre. Más de una decena de personas fueron detenidas, pero todas recobraron su libertad.
El 12 de junio, cuando Peñarol ganó la final del Uruguayo ante Plaza Colonia, en 18 de Julio se sucedieron una importante cantidad de desmanes, que incluyeron ruptura de viviendas y autos, además de vandalismo a varios comercios céntricos.
Ya al inicio de esta temporada, en un mismo fin de semana, cuando apenas se llevaban disputadas tres fechas del Uruguayo Especial, un hombre fue apuñalado luego del partido Fénix-Racing y una mujer, que nada tenía que ver con el fútbol, fue herida de un balazo en la previa del partido entre Liverpool y Nacional.
Durante varios partidos de Peñarol, tanto en el CDS como el Centenario, se dneunciaron importantes cantidades de rapiñas en los baños.
Los últimos hechos no tienen siquiera un mes de acontecidos: los incidentes por los festejos de Peñarol acontecidos en Montevideo y tres jóvenes baleados en el Santa Lucía.
