El abusador trabajaba como voluntario en la iglesia que está a cargo del hogar de amparo donde vive la víctima.
La niña había sido víctima de violencia y abuso por parte de su padre en el año 2017, y por eso fue derivada a un hogar de amparo.
Salía los fines de semana para pasar con su madre. El domingo 14 de julio la madre sospechó cuando observó que su hija, que tiene 12 años, mantenía una conversación sospechosa por el celular que le había prestado.
Tomó el teléfono y vio varios chats que la niña mantenía con un adulto.
En textos y audios el hombre, de iniciales L.E.P.D., no sólo la invitaba a tener relaciones sexuales sino que daba a entender que ya las habían tenido, según el pedido de Fiscalía.
La niña le pidió a su madre que no dijera nada porque la iban a echar del hogar de amparo.
Sin embargo la mujer habló con la Directora, que radicó la denuncia. El hombre fue detenido. Era miembro colaborador de la iglesia que está a cargo del hogar. La iglesia y el hogar están comunicados por un patio.
Él participaba en varias actividades, incluida la merienda que se sirve para niños y jóvenes, tanto de la iglesia como del hogar.
Ahí conoció a su víctima y, tras ganar su confianza y aprovechando la situación de vulnerabilidad, mantuvo relaciones sexuales con ella, lo que fue corroborado por la médica forense que recomendó seguimiento psicológico.
Atendiendo al pedido de la fiscal Marcela Pintos, la Justicia le imputó al hombre reiterados delitos de abuso sexual especialmente agravado, y le impuso prisión preventiva por el término de un año.
