Fiscalía pidió condena de prisión para dos dueños de depósito de pirotecnia de Toledo en el que murieron cuatro trabajadores en un incendio

La pena es diete años y medio de prisión; el depósito no cumplía con las condiciones de seguridad básicas para administrar fuegos artificiales.

Fiscalía pidió una condena de siete años y medio de prisión para los dos dueños de un depósito de fuegos artificiales de Toledo (Canelones), donde el 25 de octubre de 2016 murieron cuatro trabajadores en un incendio. El depósito no cumplía con las condiciones de seguridad básicas para administrar fuegos artificiales.

Por este hecho, la fiscal adjunta de Toledo, Stephanie Sandes, presentó en las últimas horas un pedido de condena contra los dos dueños de la firma de siete años y medio de prisión por el delito de homicidio culposo, según informó Mvd Noticias y confirmó Telemundo.

El caso se tramita por el viejo código del proceso penal. Tras la acusación de la Fiscalía, ahora la defensa tendrá que presentar sus descargos y luego será el juez de la causa quien determine la sanción (si es que corresponde).

Los dos empresarios ya habían sido procesados con prisión en junio de 2017, pero actualmente se encuentran en libertad. Además de la derivación penal del caso, la justicia civil ya sancionó a los propietarios del depósito por graves irregularidades en la seguridad del lugar de trabajo.

El País informó que en agosto de 2021 la jueza civil Soledad Nin Zaffaroni condenó a los dueños de la fábrica y a la Intendencia de Canelones a pagar una indemnización de US$ 700.000 que se repartirían entre 22 personas familiares de las víctimas.

El pago iría 80% por parte de la firma de fuegos artificiales por incumplimientos de normas ambientales y laborales, y el 20% a la Intendencia de Canelones por no haber cerrado el establecimiento pese a que no tenía habilitación de Bomberos y los técnicos de la comuna habían planteado la necesidad de su clausura.

Durante el incendio la puerta de emergencia de la fábrica estaba cerrada con candado y reja metálica, al tiempo que la cañería de la bomba de agua estaba cortada. En el lugar se reparaban fuegos artificiales, una actividad para la que no tenían autorización del Servicio de Material y Armamento del Ejército.

El fuego se originó a partir de la pólvora suspendida en el ambiente, lo que provocó una explosión y un incendio con resultado fatal.


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