Habían sido robadas y luego personalizadas para funcionar casi como ametralladoras.
En allanamientos realizados en los barrios Marconi y Unidad Casavalle se incautaron varias pistolas y una cantidad importante de municiones. Las armas eran alquiladas a bandas de delincuentes y para ajustes de cuentas del narcotráfico, y habían sido robadas a efectivos de la policía y del Ejército. Además, habían sido intervenidas con cargadores personalizados que las convertían prácticamente en ametralladoras.