Los golpeaban, los obligaban a mantener puñados de sal en la boca y los bañaban en agua helada, entre otras cosas.
Todo comenzó cuando una de las maestras de una escuela rural de Maldonado a la que concurren los cuatro niños observó cambios en la conducta de los dos hermanos mayores, de nueve y diez años, respectivamente.
Según lo declarado por la docente, parece que “fueran hijos de dos familias distintas. Unos son sumisos, miran al suelo todo el tiempo y están aterrorizados de sufrir un escarmiento por cualquier cosa. Y los otros dos se comportan en forma normal”.
Además, el pasado 28 de agosto concurrieron a clase con señales de haber sufrido una golpiza: ambos niños tenían heridas en el abdomen y en las piernas.
Los padres fueron detenidos e interrogados. Interrogada ante la Justicia, la madre de los niños consideró que eran acertadas las medidas disciplinarias aplicadas a los dos menores. Esas medidas consistían en aplicarles puntapiés y golpes de puño, obligarlos a mantener durante un buen rato un puñal de sal en la boca, bañarlos con agua helada en invierno y golpearlos con una vara, entre otras torturas.
Además, la mujer dijo que quien ejercía la mayor cantidad de la violencia era su actual pareja, un hombre argentino de 32 años.
El padrastro fue procesado con prisión por reiterados delitos de violencia. La madre fue procesada por omisión a los deberes inherentes a la patria potestad. Ahora la Justicia deberá resolver el destino de los niños.
