La organización brinda cuidado y contención a bebés que deben ser separados de sus padres.
En una sala del Hospital Pereira Rossell pasan 110 recién nacidos cada año, que por alguna razón deben ser separados de sus padres. 230 voluntarias los miman hasta que el Poder Judicial decide dónde van a vivir.
“Nutrir emocionalmente un bebe tiene implicancias en todo el desarrollo, especialmente estos bebes en el hospital y con un débil cuidado familiar que los voluntarios contribuyan a este tiempo de cantar, acunar, abrazar, envuelve en un manto de contención que tiene incidencias claras en el desarrollo en todas las áreas”, explicó la psicóloga de la Fundación Canguro Soledad Vieytes.
Los recién nacidos pueden pasar varios meses en el hospital, sin ninguna razón médica que lo amerite. Son apartados de sus familias porque se vulneran sus derechos, por situaciones de violencia o porque son madres o padres adictos a las drogas.
“En un año han pasado muchos bebés. Esto significa que es una problemática social que estamos teniendo muy importante porque nuestro análisis demuestra que cada vez son más y han ido en aumento”, detalló Vieytes.
Victoria Lafluf, subdirectora del Hospital de la Mujer, se refirió al impacto de los mimos de las voluntarias en el desarrollo de los recién nacidos:
“Hay un estudio que demostró respecto a años anteriores, previo al funcionamiento de la fundación, mejoras en el peso del egreso del recién nacido vinculadas al trabajo de la fundación en el hospital”.
La Fundación Canguro busca recaudar fondos para tener una nueva sala para los bebés. Realizarán un festival musical el viernes 20 de abril en el Teatro de Verano.
“Queremos hacer una sala que sea similar a dormitorio de bebé. El objetivo que durante la estadía tengan las mejores condiciones posibles, un área para estar en el piso, el desarrollo motriz es importante que estén en el piso. Queremos un área con más facilidad para respetar horarios de vigilia”, contó la presidenta de la Fundación Canguro, Pamela Moreira.
