El polémico remolcador de Ancap: idas, venidas y posibles irregularidades

Dos años después de botado, el buque Ky Chororo no está operativo.

Durante 2009, Ancap decidió aprobar la construcción de un buque remolcador y dos barcazas para el transporte rápido de combustible hacia Paysandú. Ya había experiencia en el país al respecto, con la construcción de barcazas para UPM, pero en este caso aparecía el desafío del remolcador, la primera vez que se haría en el país.

La idea se enmarcó entonces en un proyecto muy ambicioso para reactivar la industria naval nacional, y Ancap comisionó el diseño y la construcción de las naves al Servicio de Construcciones, Reparaciones y Armamentos de la Armada Nacional. En mayo de 2013 el presidente José Mujica y el titular de la petrolera Raúl Sendic participaron con gran puesta en escena de la botadura del remolcador Ky Chororo, que lleva su nombre en homenaje a Aníbal Sampayo. Sin embargo, el buque nunca comenzó a trabajar.

“Lo hicimos sobre la base de que podía ser una pequeña semilla que abonara la industria de la construcción naval en nuestro país”, dijo Sendic el día de la inauguración del barco, “pero el valor más importante que aportó esto es lo que quedó en el conocimiento, en la experiencia, en la cabeza, en las manos de quienes trabajaron acá”.

“Cada vez que se construye algo estamos marcando un hito, estamos dando un paso ascendente más y hemos desinstalado la idea de que en Uruguay no se pueden construir buques”, afirmaba en aquella ocasión el entonces jefe del Dique Naval, Alejandro Leopold.

Todo parecía positivo y parecía que Uruguay lograba entrar en el mundo de la industria y la construcción naval, hasta que el Ky Chororo empezó a tener fallas técnicas y se lo tuvo varado desde entonces y hasta ahora mientras se le realizaban ajustes, en particular por el ruido que provocaba su motor, que se creía afectaría la salud de sus tripulantes.

El tema surgió en la comisión investigadora de Ancap en la última semana, con los legisladores analizando por qué se ordenó la construcción del buque y por qué está varado, mientras Ancap contrata a otros barcos con menores prestaciones para que realicen las tareas a un costo alto.

Uno de los ítems por los que se abrió la investigadora fue qué sucedió con este buque. El comandante en jefe de la Armada Nacional, Leonardo Alonso, concurrió al Senado este martes para explicar su parte de los hechos.

Para Ancap, el objetivo era lograr un transporte de combustible rápido y mucho más barato. El ahorro que utilizar las barcazas en lugar de los camiones permite hoy por hoy es de entre un millón y medio y dos millones de dólares, de acuerdo con el director de la empresa Juan Gómez; un costo que disminuiría todavía más una vez que el Ky Chororo estuviera en funcionamiento.

La polémica surgió desde que se contrató a la empresa Nitromar S.A. para participar de la construcción de los vehículos, una contratación que se realizó sin llamado a licitación. Lo mismo ocurrió con la empresa argentina R.N. Consultores, contratada para realizar el diseño del proyecto. Esto fue cuestionado por la Auditoría Interna de la Nación en su informe del 2010 y reiterado en 2011, por irregularidades varias –entre otras, el uso de personal sin registro en el BPS- y falta de transparencia.

A pesar de estas observaciones y de una citación parlamentaria en enero de 2014 al ministro de Defensa Eleuterio Fernández Huidobro, el proyecto siguió adelante y las barcazas de transporte están en funcionamiento y operando en el río Uruguay. El Ky Chororo no. ¿Estaba en condiciones de hacerlo?

El C/N Alejandro Leopold afirmó que sí, que “está en totales condiciones de operar y de navegar”. Así lo explicó la Armada Nacional en el Parlamento durante 2014, en donde se afirmó que según las normas internacionales, el remolcador cumplía con las normas internacionales para navegar ya en junio de 2013.

Juan Gómez, director de Ancap, explicó que eso es cierto en todos los sentidos excepto el de la insonorización, ya que el nivel de ruido superaba la normativa nacional respecto a los decibeles permitidos en lugares de trabajo, que es de hasta 80. Luego de esa cifra se debería utilizar equipamiento de protección auditiva. La Armada se puso a trabajar para solucionarlo, y los resultados fueron evaluados por una empresa privada. Leopold afirma que el cometido se logró en todos los lugares excepto en la sala de máquinas, en donde el ruido llega a los 105 decibeles y donde está previsto el uso de orejeras correspondientes, y también en la popa del barco, en donde el ruido es de 85 DB.

Para la Armada, el nivel de aislación de sonido del Ky Chororo supera al de los remolcadores de la región, y cumple con las normas de la compañía clasificadora de navegabilidad de los buques, la RINA, y con las de la Organización Internacional de Trabajo.

Pero Ancap no quedó conforme con los resultados, y en setiembre de 2014 decidió hacerse cargo directamente del problema. Según Juan Gómez, desde ese mes hasta ahora se realizaron modificaciones con una empresa especializada en temas acústicos y hoy en día el Ky Chororo está óptimo para comenzar a utilizarse. Desde la Armada se asegura que contratar a esta empresa no era necesario.

Afirma Leopold que el Ky Chororo tiene matrícula provisoria desde el mediados 2013, y certificación de navegabilidad desde fines de ese año. Gómez –y Ancap en general- lo discute: “Lo que yo digo lo confirman los certificados que tenemos desde setiembre de 2015, que permiten dar todas las garantías para que el barco remolcador pueda navegar en las mejores condiciones”.

En la investigadora de Ancap, el comandante en jefe de la Armada, Leonardo Alonso, reafirmó los dichos de Leopold y aseguró que desde setiembre de 2014 el Ky Chororo está habilitado para operar. El buque está actualmente en el puerto de Nueva Palmira, en donde realiza pruebas de mar, momento en que se descubrió un nuevo defecto de diseño que dificulta su uso: cuando las barcazas están llenas de combustible, baja su nivel y el remolcador queda a mayor altura, entonces se le debe poner peso para nivelar. Ancap está trabajando para lograr esto sin afectar la navegabilidad del buque.

Se afirma desde la administración que cuando eso quede solucionado, el remolcador comenzará a trabajar. Aunque luego de todo esto, no se sabe si el Ky Chororo sirve o no desde el punto de vista económico luego de tantas idas y venidas.

Ancap estima que las dos barcazas costaron unos seis millones de dólares y medio, y el Ky Chororo otros seis. ¿Cuánto fue el costo final del llamado Proyecto Ancap? La respuesta parece sencilla, pero no lo es. Ancap afirma que fue de US$ 12.360.000 más US$ 120.000 en portland y US$ 30.000 en asfalto.

Desde la Armada se habla de que el proyecto terminó pasando los US$ 13.000.000 y que habría llegado incluso a los 14. Leopold dice a modo de argumento que “los vaivenes del país entre que se firmó el contrato y se operó verdaderamente la construcción, tuvimos variaciones muy importantes del dólar”, lo que habría encarecido el producto.

La contratación del remolcador argentino-uruguayo que se ha utilizado en lugar del Ky Chororo tuvo un costo de US$ 5.000.000, según Gómez, y sus prestaciones son distintas: tienen menor potencia y menos capacidad de desplazamiento que las que se le diseñaron al Ky Chororo. Los argentinos pueden desplazar 90 toneladas con una potencia de 1.300 caballos de fuerza, mientras que el buque de la Armada podrá desplazar 250 toneladas y su potencia es de 2.400 caballos. De acuerdo con Gómez, no hubo ninguna denuncia respecto al sonido provocado por los remolcadores alquilados.

A todo esto, ¿en qué quedó el proyecto ambicioso de reactivar la industria naval? Con la construcción del remolcador, la Armada puso en funcionamiento el Astillero en el Cerro, lo modernizó y se capacitó a mucha gente para las tareas que se pretendía comenzar a realizar; sin embargo, al día de hoy el Astillero está parado y esas personas a las que se profesionalizó están trabajando en otro ámbito.


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