La divertida anécdota de Victoria Rodríguez con el príncipe Alberto de Mónaco

La conductora contó en Día Perfecto lo que tuvo que hacer para lograr conseguir una nota con el monarca unos cuantos años atrás.

A lo largo de toda su carrera, Victoria ha entrevista a personalidades de todo el mundo: cantantes, actores, artistas, humoristas, monarcas, etc. En Día Perfecto le pedimos que recordara algunas y relatara una que haya destacado entre las demás. Victoria eligió la del príncipe Alberto de Mónaco, que asegura que fue la que más le costó conseguir.

Se había comenzado a correr el rumor que el monarca estaba en Punta del Este, pero nadie sabía dónde iba a estar. Incluso se había dicho que la revista Caras había incluso ofrecido dinero a cambio de la entrevista, pero que el príncipe no había aceptado. Victoria, totalmente decidida a lograr aquella nota, le preguntó a Eduardo Constantini -el coleccionista de arte argentino- dónde estaba. "No te puedo decir Victoria, pero sí te puedo decir que va a ir a una fiesta en lo de Valeria Mazza y Alejandro Gravier. El uruguayo que va es Alfredito Etchegaray", le respondió. Así que Victoria lo llamó a Etchegaray y le pregunto con cuántas chicas iba. "Cuatro", le dijo él. "Bueno, vas con cinco", le respondió Victoria.

Así fue que marchó a la fiesta en  la casa de Valeria Mazza y su marido. No encontraba la forma de poder competir con las chicas que estaban allí así que para poder lograr el acercamiento con el príncipe eligió un look algo osado pero intelectual a la vez. "Para intelectual estaba buena", dijo entre risas. Sabía que su ventaja estaba en lo que había estudiado sobre Mónaco y que, además, sabía hablar inglés y francés. "Parecía la ama de llaves de Alfredito al lado de las modelos de dos metros", contó.

Gravier la recibió amablemente en la entrada de la casa, pero ese fue el único atisbo de buen trato que recibió por parte de los anfitriones en la fiesta. El príncipe demoró en llegar así que tuvo que esperar un buen rato sin saber mucho qué hacer. Se quiso sumar a una conversación de Valeria Mazza y otra modelo, pero la ignoró por completo.

Finalmente llegó el príncipe Alberto junto a dos amigos franceses. "No habían pasado cinco minutos que estaba yo acá, los dos amigos franceses a mi lado y todas las chicas sentadas mirando mi charla. El príncipe, otro boboncio, estaba parado en una esquina comiendo un sandwiche", sentenció. Logró el vínculo con sus amigos y unos minutos después se animó a decirle: "Alberto, acompañanos". "Y Albert vino. No habían pasado siete minutos que estabamos los cuatro juntos y todas mirando", contó.

Victoria había logrado una buena relación, al punto que la habían invitado a almorzar al día siguiente. Pero a ella le continuaba preocupando conseguir la nota, ya que "almorzar con el príncipe no necesariamente me interesaba". "En un momento le digo a uno de los amigos. 'Bueno, te tengo que explicar algo. Yo en realidad además de traductora soy notera, trabajo para un programa de verano'. Se ofendió y me dijo: 'preguntale a Alberto, pero conociéndolo se va a re desilusionar'. Yo pensé: 'la embarré, soy la peor'. Pero ya estaba todo vendido así que vamos al balcón de la casa de Valeria Mazza y le dije: 'Yo trabajo en un programa de entrevistas y soy madre de un niño de dos y si yo no consigo tu nota me van a despedir'. Y cuando estaba en plena elaboración de la mentira me dice 'OK, pero te va a costar'. Yo era tan inocente que se ve que mi cara se transformó y me dijo: 'un beso en el cachete'", relató. Alberto le dio una dirección y la citó al otro día en ese lugar.

Para Vicky era una victoria a medias, porque no estaba segura que finalmente conseguiría la nota. Pero al otro día se dirigió a la dirección que le había dado Alberto y la atendió una señora con guantes hasta los codos. "Hola, ¿está el príncipe?", dijo Victoria. -¿Quién lo busca? -Victoria. A los minutos la señora volvió y la hizo pasar. Victoria hizo la entrevista y luego fue a almorzar con ellos. "Terminó siendo divertido", finalizó.

 


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