El edil blanco Joselo Hernández, el catedrático de Derecho Penal Germán Aller y el excomisionado parlamentario para las cárceles Álvaro Garcé echan luz sobre este tema, luego que algunas publicaciones de prensa inquietaran a la población.
En el caso del edil blanco Joselo Hernández, el político explicó de qué se trata el tema de la contratación de menores infractores para trabajar:
La propuesta del FA es que los menores estén sin custodia dentro de la Junta, esto genera una inquietud muy grande. Acá se habla de rehabilitación y los funcionarios no están capacitados para ello. Nosotros estaríamos de acuerdo si los menores tuvieran una custodia. Solicitamos que así como se le da la oportunidad a menores del Sirpa, también se le dé la oportunidad a otros menores que no son infractores.
Por su parte, Álvaro Garcé añadió:
Es un acierto que se debata esta cuestión. Lo concreto acá es ver de qué manera, y qué medios se eligen para concretar la rehabilitación del menor. Da la sensación que cuando se deja a un menor en una oficina pública, nadie está hablando de una custodia policial, pero tiene que haber un referente que pueda ayudar a la conducción de ese proceso.
Es como en las chacras policiales, hay que elegir bien quiénes van y ver qué hacen. Cuando una buena idea es seguida de una mala elección de los medios, retrocedemos casilleros. Se instala un clima de rechazo y de miedo que termina siendo contraproducente. Hay que ser muy cuidadosos en este tema.
El catedrático Germán Aller sostuvo:
Yo creo que hay que apostar a los técnicos. Cuando hablamos de medidas alternativas, estamos utilizando expresiones viejas casi superadas. El verdadero cambio es un cambio de concepción sobre la pena. Partir de la base de: la pena ante tal delito es X, que no es reclusoria. Eso es un cambio paradigmático que a Uruguay llegó tarde.
Lo que tenemos que establecer, no solo en lo jurídico sino en lo social, es que la idea de pena tiene que cambiar. Hay un referente social de que solo hay pena si el individuo va preso en forma sufriente. La reclusión no favorece a la reinserción. La cárcel no es la solución al problema, genera más odio y más rabia, cuando sale a delinquir delinque con más violencia.
