Telemundo habló con los psicólogos Alejandro de Barbieri y Roberto Balaguer sobre los crecientes riesgos de las redes sociales sobre los niños.
Dados los crecientes casos de jóvenes bajo cuidado médico por heridas causadas jugando "el juego de la ballena azul", que invita a los participantes a generarse daño y autoeliminarse. Telemundo contactó a los psicólogos Roberto Balaguer y Alejandro de Barbieri para saber cómo y a quiénes alcanza este fenómeno.
"Los padres están amedrentados, temerosos, y los chiquilines también, una especie de cuco digital, todos temen a que les manden una invitación y de que los amenacen”, comentó el psicólogo sobre el juego de “la ballena azul”, de consecuencias fatales.
Para poder jugar, los niños se contactan con un tutor que los guía a lo largo del juego y les pasa las pruebas que deben cumplir. Es por eso que Roberto Balaguer destaca que no todos están expuestos.
“Le pasa a aquellos que están más vulnerables emocionalmente. Como padres tenemos las herramientas para fortalecer a nuestros jóvenes: ayudarlos a tomar buenas decisiones. Permitirles un vínculo de confianza de forma tal de que si llegan a cometer algún error, poder contar con nosotros”, afirmó Balaguer.
Los padres deben ocupar el rol de acompañamiento, permitiendo que los niños puedan confiar en ellos. La adolescencia es un período en el que el joven se encuentra inseguro y está definiendo su personalidad, es por eso que se encuentran más propensos a cometer errores. Para Balaguer, lo fundamental es que el padre esté cerca cuando esto pase.
“Una cosa es aquel que quiso probar, nos cuenta y hay que recibirlos con cariño y comprensión. Esta es la edad para meter la pata, los que ya hayan metido la pata lo bueno es que puedan contarlo. Cuando pasa a los adultos, pasa a las autoridades y se le puede poner coto a las personas que están del otro lado del teléfono”, explicó Balaguer.
Alejandro De Barbieri compartió varios puntos de Balaguer y enfatizó en que los padres apoyen y contengan a sus hijos en sus etapas adolescentes, así como que conozcan mejor qué hacen sus hijos. Así lo expresó:
Es un problema de todos. Los padres tienen que estar atentos. Termina siendo un problema del adolescente porque los padres, al no estar cerca, no pueden percibir los síntomas de fragilidad y vulnerabilidad. Tienen que estar atentos a sintomatologías, como el aislamiento o encierro.
Antes de flagelarse, los padres tienen que ayudar a que sus hijos pongan en palabras lo que les duele.
Tenemos que ver las ‘ballenas azules’ que aparecen a lo largo del año, que pueden ser un mensajito o un compañero que le dice que haga algo para demostrar que los quiere. Eso es extorsión. Y los niños tienen que detectar eso y pararlo.
Puede ocurrir con un niño proclive a la depresión como uno común y corriente, porque la adolescencia en sí es una etapa depresiva, con una cierta fragilidad.
Los niños están expuestos a las redes sociales, y los padres no se pueden descuidar: tienen que sacar a los niños, conversar, estar al tanto, conectarse con ellos.
A veces el intento de suicidio no va por morir sino porque se quiere salir de la situación que le duele vivir. Tenemos que apoyarlos cuando vienen cambios que generan ese sufrimiento, si no con poco les duele.
Según de Barbieri, se llegó a tiempo dado que no se reportaron casos de suicidios como en otros países, pero hay que llegar aún antes de eso, trabajando en conjunto los padres.
