Analizamos con Antonio Ladra de qué trata el mercado negro del tráfico de armamentos en Uruguay.
Detuvieron a doce personas, once de ellas de Artigas. Dos de ellas fueron a prisión y cinco fueron procesadas sin prisión.
En la frontera la Policía decomisó unas 40 armas, entre escopetas, pistolas y revólveres. Según el diario El País, Inteligencia de la Policía tiene documentos que prueban el creciente tráfico de armas a Brasil. Uno de los detenidos reconoció que una pistola Glock, que en una armería uruguaya cuesta 1.100 dólares, en Sao Paulo o Río de Janeiro sale por lo menos 5.000 dólares.
El fiscal del caso explicó a Telemundo que los procesados registraban las armas a nombre de falsos compradores para luego derivarlas a otros.
En 2007 el departamento de Estado de los Estados Unidos había advertido del creciente tráfico de armas en Uruguay.
Como Uruguay y Brasil comparten una frontera de 1.000 kilómetros de largo, el 80 % por frontera seca, por lo que facilita el tránsito de bienes ilícitos como armamentos.
El 23 de abril de 2016, hubo un enfrentamiento entre la Policía y delincuentes en Porto Alegre, el cual puso al descubierto que el arsenal incautado provenía de Uruguay. En ese entonces se confiscaron siete armas ilegales en Brasil, pero legales en su pequeño vecino.
Dos de los principales responsables del tráfico de armas de Uruguay a Brasil son Ernesto Andrés Vargas Villanueva alias “Cachorrinho” y Óscar Xavier Fontoura Mulatieri, este último considerado el mayor traficante de armas por la Policía brasileña. Fontoura, aprehendido por las autoridades en 2014, llegó a colocar más de 60 armas por mes. La ruta de estos elementos iba de Rivera a Santana do Livramento, luego Porto Alegre, Sao Paulo y Río de Janeiro. Así abastecía a organizaciones criminales importantes.
“Cachorrinho” Vargas fue apresado en 2008, pero eso no lo detuvo: hizo negocios de tráfico de armas desde la cárcel hasta 2015 cuando cayó con la Operación Cerberus, mediante escuchas telefónicas.
