El dirigente de la FOEB consideró que "reglamentar el consumo de bebidas, sin llegar a una ley seca, es un movimiento muy duro".
Uno de los anuncios que hizo el presidente Tabaré Vázquez es que esta semana se reunirá con el equipo que define la regulación del alcohol y que se presentará una ley holística que abarcará la comercialización, la publicidad, los horarios de venta y también los impuestos.
¿Qué más podemos saber sobre el combate al consumo alcohólico? Abordamos el tema junto a Richard Read, secretario general de la Federación de Obreros y Empleados de la Bebida (FOEB) e integrante de la comisión interdisciplinaria que trabaja en el proyecto de regulación del alcohol.
Para nosotros el anuncio no es nuevo. Venimos discutiendo un proyecto que sea abarcativo, que tome todos los ítems: comercialización, tributos, licencias, horarios. Se está llegando a un consenso, hay algunos puntos todavía a resolver.
Reglamentar el consumo de bebidas, sin llegar a una ley seca, es un movimiento muy duro. La comercialización de la bebida alcohólica mueve muchísimo dinero.
Hay un consenso mayoritario que es tratar que el consumo sea responsable y tratar de limitar la edad de ingreso al consumo: en Uruguay esa edad es a los 12 años, y eso ya no es un problema sanitario, sino de la sociedad.
La idea es que la limitación horaria en la venta de alcohol sea de 22:00 a 08:00 horas. Los equilibrios son importantes. Yo demuestro mi preocupación por el consumo en jóvenes y niños, que cada vez es mayor.
Hay un 80 % de la población que tiene un consumo responsable, un consumo social. Sabemos que esto no afecta a la mayoría. Más allá de las limitaciones y trabas que se le pueda poner al producto, el tema pasa por la educación: los chiquilines tienen que saber los riesgos que trae la ingesta de alcohol. Y el Gobierno está trabajando en eso.
La publicidad no puede estar relacionada con la fiesta o el deporte. Y un 15 o 20 % de la etiqueta tiene que dejar en claro los riesgos y la prohibición de que menores puedan beber.
La tolerancia cero cambió la fisonomía del consumo en Uruguay: la gente vio con preocupación la posibilidad de perder la libreta. Hay gente que quiere matizarlo, sí. Pero creo que es un tema de educación. Hay que darle tiempo.
