En entrevista con Jujy Fabini, el periodista, escritor e ingeniero agrónomo contó cómo surgió este libro que reúne crónicas de infancia y adolescencia, ambientadas en una localidad cualquiera de la Costa de Oro
Primero cortaron los pinos
Esta es la historia de un balneario común y corriente, de una casa con techo a dos aguas y de un niño que no quería que cortaran el bosque donde jugaba. Contada en textos brevísimos, fotográficos, que se dejan leer según el gusto del consumidor: veloces como bicicletas nuevas, o lentos como los veranos de antes.
Probablemente el lector se identificará con estas crónicas cotidianas de infancia y adolescencia, ambientadas en una localidad cualquiera de la costa, donde parece que nada pasa aunque pase mucho.
“Primero cortaron los pinos” de Pablo Fernández habla de ingenuidad y alegrías básicas, aunque también de bronca y oscuridad. Nace de la nostalgia por una niñez seguramente idealizada, con vacaciones salpicadas de arena, pinocha y costumbres familiares pequeñas, casi intrascendentes, pero que hablan mucho de quiénes somos y de dónde venimos.
También de la obsesión de un periodista con una cuestión que, casi desapercibida, discurre por la costa: la urbanización acelerada, irracional e improvisada que va transformando metro a metro, año tras año, una de las zonas más calificadas del territorio en poco más que una ciudad dormitorio.
Exquisitas ilustraciones de Lucía Franco acompañan a este curioso libro, diseñado por Nacha Valenti y publicado por Irrupciones Grupo Editor.
