Bentancur fue consciente de la ilicitud de los asesinatos que cometió, pero el arrepentimiento y el suicidio lo alejan de un perfil psicópata

"Los dibujos que dejó muestran una cuestión muy infantil, una dependencia muy fuerte con el otro", explicó el psicólogo Gustavo Álvarez.

¿Qué hay detrás de todos los mensajes que dejó el doble homicida de Quebracho? ¿Por qué decidió suicidarse en un lugar público y con un largo mensaje en una pancarta? Analizamos las conductas de Martín Bentancur junto al psicólogo forense Gustavo Álvarez.

El análisis de la conducta de cuenta de que había conciencia de la ilicitud de lo que estaba cometiendo y voluntad de hacerlo, tanto en los dos homicidios como en el incendio. Por lo tanto, es imputable.

La psicopatía no tiene posibilidad de remordimiento y la tasa de suicidio en esos casos es muy baja. En este caso, hay arrepentimiento y suicidio. La conducta de Bentancur no da cuenta de que sea un psicópata.

Los dibujos muestran una cuestión muy infantil, una dependencia muy fuerte con el otro, como que necesitaba algo de afuera para poder seguir con su vida.

La necesidad manifiesta y ostentosa de querer comunicarse, y haberlo hecho por mensajes, muestra que tenía dificultades para hacerlo verbalmente.

En Quebracho no se está dando que toda la carga negativa vaya para el victimario y la positiva para la víctima: la cuestión está dividida.

Aparenta ser una estructura neurótica, no psicópata. Todos tenemos un punto de quiebre. El saberse buscado y percibirse buscado aumenta la presión ya preexistente. Tiene muchos rasgos obsesivos. En la carta se nota la sensación de despedida, además de que ya deja varias pertenencias.

La proyección de la culpa en la víctima por haber cortado el vínculo es innegable, y es lo que habitualmente suele pasar en casos así. Si yo no puedo sostenerme a mí mismo para vivir por mi cuenta, y esa persona con la que tengo un vínculo se aleja… eso genera un vacío existencial.

Todos tenemos puntos de vulnerabilidad. Y si en algún momento nos pegan ahí, nos quebramos. Pero podemos transitar toda nuestra vida sin que nos peguen en ese punto.


Las Más Vistas