"De la Gestalt a la secta", un libro que desnuda las raíces de la secta "Los Guerreros de Holi Tao" y sus repercusiones en Uruguay

Tres psicólogos fueron denunciados por persuasión coercitiva ("lavado de cerebro") estafa y abuso sexual, pero solo se les tipificó “violencia privada”.

En julio del 2012 fueron enviados a prisión tres líderes de la secta Ho Li Tao por "un delito continuado de violencia privada". La Justicia  procesó al líder de la organización, su esposa y  su expareja, los tres psicólogos: actuó por denuncias de personas que pasaron por la secta y los investigó por  persuasión coercitiva ("lavado de cerebro") estafa y abuso sexual, pero  tipificó  solo “violencia privada”.

Más detalles de este caso están en el  libro “De la Gestalt a la secta”, de la periodista y escritora María Urruzola.

Estos tres psicólogos formaban parte inicialmente del primer Centro Gestáltico de Montevideo. A ese centro concurría gente buscando terapia o formación. Algunas de las víctimas fueron en busca de formación y otros en busca de terapia individual: ya sea al centro o luego a sus consultorios.

Ellos planteaban un camino espiritual y de sanación. Tiene un sustrato de un tema de fe, de creencia en algo, y al mismo tiempo se habla de sanar, un sustrato de algo más médico, pero que no lo es. Las personas que se acercan en busca de una terapia psicológica normalmente están en una situación de vulnerabilidad, hay otros que creen que el camino espiritual puede implicar una nueva filosofía de vida.

El delito de violencia privada es cuando uno obliga a alguien a hacer o dejar de hacer. La gente hacía ayunos, tomaban preparaciones que ellos no sabían efectivamente que tenían, no se atendían con médicos a pedido del líder. Usan diferentes métodos para ir debilitando la autonomía individual.

Hay un expediente penal y otro civil sobre demandas que hicieron víctimas. Creo que hay un punto en el que ellos hasta se creen seres superiores, se creen con dones particulares.

Fueron procesados en el 2012 y estuvieron seis meses presos. Luego fueron liberados con libertad provisional y estuvieron tres meses con prisión domiciliaria. No les retiraron los títulos y siguieron ejerciendo. Ahora en febrero fueron condenados y se confirmó la violencia privada. Y la Justicia dijo que en caso de segunda instancia se solicitará a Salud Pública que les retire los títulos.

A los que prestaron testimonio no les gustó el título del libro, porque para ellos pone en cuestión a la teoría gestáltica. Ellos fueron a un centro gestáltico y de ahí terminaron en una secta. Creo que esto obliga a preguntarse sobre la relación entre la teoría y luego lo que las personas hacen en la práctica.

Hubo alrededor de 25 víctimas, pero no lo sabemos bien con certeza. Hay varias víctimas de este grupo que no retomaron su vida normal, no se contactaron con sus familias. Les costó mucho volver a creer y querer confiar en una terapia.


Sobre el libro: De la Gestalt a la secta (2018, Planeta)

La investigación de María Urruzola desnuda las raíces de una secta cuyos integrantes se autodenominaban “Los Guerreros de Holi Tao”. Fueron liderados por un psicólogo gestáltico que decía ser un nahual y tener, entre otros poderes, el doble de energía que un ser común y la capacidad de guiar a las personas hacia la perfección, por su contacto directo con El Espíritu. El “maestro” era secundado por dos psicólogas, y decían que enseñaban los atributos imprescindibles para partir a la libertad, trascendiendo a la muerte. Pero la verdad resultó ser otra.

El testimonio de las víctimas para este libro es apenas una parte de lo que vivieron. Tras una creencia-promesa de la que esperaban ser dignos, aún a costa de sacrificios que parecen absurdos en el Uruguay del siglo XXI, sufrieron abusos sexuales, aislamiento del entorno social y familiar, anulación de la historia personal, consumo de drogas, sacrificios físicos, psicólogicos y renuncia a sus bienes materiales en beneficio del grupo. Todo en nombre del esfuerzo necesario para partir a la libertad.

El 30 de junio de 2012 la Justicia decretó el procesamiento con prisión de los tres psicólogos por un “ delito continuado de violencia privada, pero estuvieron en la cárcel apenas seis meses. Excarcelados y mantenidos durante otros 90 días en prisión domiciliaria, los tres profesionales que lideraban la secta siguen normalmente su vida y ejercen la profesión.


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