Gabriel Calderón publicó "Ana contra la muerte": "Uno es más producto de las peleas que dio, que las que cree estar preparando para dar"

El dramaturgo uruguayo regresó de Italia y contó cómo explora los "diálogos difíciles" en su nueva obra.

El dramaturgo Gabriel Calderón acaba de publicar “Ana contra la muerte”. El texto, que nació como una obra de teatro pero que terminó editándose primero como libro debido a la pandemia, habla sobre una mujer que tiene un hijo con cáncer, y no cuenta con el dinero para los tratamientos pero tampoco puede dejarlo morir. En esta obra es la primera vez que Calderón no apela al humor ni a los elementos fantásticos a la hora de contar.

Estaba en Romania, la zona más complicada de Italia en la pandemia, después me fui para Suiza. A la vuelta tuve que pasar por Bolonia y Milán. En mi caso no estaba enfermo y no conocí gente que estuviera enferma.

No es que tenga resistencia a una publicación, tengo fanatismo con el libro. Lo que sí es que me considero un escritor – no de segunda mano – pero un dramaturgo que implica una sobrecarga. Escribimos un texto para un espectador que no nos va a leer. Tiene una traducción en segundo grado, reciben una traducción.

Se lee teatro. Francia, Italia y España tienen la tradición de publicar los textos los días de los estrenos. La gente sale de la obra y se quiere llevar el texto. Es un tipo de lectura.

Un dramaturgo se completa en el escenario el proceso. Un novelista se completa cuando lo leen. Al dramaturgo no lo completa un lector, se precisa un espectador.

No fue que empecé a escribir pensando en ser dramaturgo. Actué y después empecé a escribir porque era lo mejor que me salía. Mi conformación tiene que ver con la escena. Descubrí que el libro tiene una escena propia que la dramaturgia no da.

Hicimos cuatro funciones de "Ana contra la muerte", ojalá se puedan hacer más.

El otro lado es lo complicado de hacer teatro. Tengo un caudal de amigos con los que quiero trabajar pero no tengo tiempo siquiera para escribirlas.

La Obra

Estaba trabajando la relación del diálogo en el teatro y puse la pregunta de hace cuánto se hace. En la Grecia antigua el teatro era un coro cantando y en un momento uno se separa y nace el actor. En ese momento que se separa de lo coral hay una voz que dialoga, que compite.

Entonces tuve una idea de pensar en los diálogos difíciles. Entonces, si lo pedía tengo que tener algo preparado y me encontré con esta noticia de una madre que quería salir de la cárcel para despedir a su hijo que tenía cáncer. Ella había estado presa por pasar droga para tratarlo. El teatro no puede contar esto sin bajarle el precio. La realidad es tan compleja, que se corre el peligro de banalizarlo. Por ende, es interesante.

Un diálogo difícil no solo es un diálogo difícil. Tampoco uno llega con la mejor de sus fuerzas. Me di cuenta de que tuvo que recorrer muchos diálogos difíciles de su vida: el momento que pidió la droga para pasar, cuando se enteró que su hijo tenía cáncer o el momento de pedir al juez salir de la cárcel. Y me di cuenta que esa es una de las injusticias de la vida: que uno tal vez llega a las peleas definitivas no con lo mejor de sus fuerzas, sino como la vida lo ha dejado en esos momentos. Uno es más producto de las peleas que dio, que las que cree estar preparando para dar.

En mi caso es raro que tome elementos de la realidad, pero en este caso fue tan obvio que lo tomé. No leo nada más si el material me da suficiente. No voy a tratar de contar la vida de esta mujer.

Me pasaron una serie de eventos que me despertaron, como el fallecimiento de mi hermana. Cuando escribo, leo. Hay un procedimiento que me ayuda mucho.


Las Más Vistas