Julio De Brun a 20 años de la crisis del 2002: "Fue el principio del fin"

A dos décadas de la crisis bancaria que marcó a Uruguay, el expresidente del Banco Central en el período 2003-2005, narró cómo se dieron los acontecimientos, explicando que "fue un proceso muy rápido". Además, manifestó que "ningún factor por sí solo te hubiese salvado la crisis".

Julio De Brum - Expresidente del Banco Central

Yo llegué al edificio Libertad justo unos minutos después de que Atchugarry haya aceptado el Ministerio de Economía. Inmediatamente se dirigió a mí, me dijo que me necesitaba en el Banco Central. Acepté. Después me empecé a enterar de cosas que yo no era consiente, como que el programa del Fondo Mundial Internacional había caído.

Lo que pasó en estos días hace 20 años, fue el principio del fin de lo que había sido la situación crítica del primer semestre del 2002. Se dispara el proceso que lleva otros nueve o 10 meses más (mayo 2033), que se cuando se cierra el ciclo de salida o superación de la crisis con el canje de deudas. Uruguay libera sus ataduras para retomar un proceso de crecimiento.

¿Por qué decidió ser director?

Primero el desafío profesional. Como ciudadano es mi deber. Era un equipo tanto en el Ministerio como en el Banco con le cual me sentía muy cómodo trabajando. No solo el para qué sino el con quién. Fue una época que más allá de los problemas, uno iba a trabajar con gusto. Poder afrontar una situación de estas, correr riesgos.

Una de las primeras cosas, de los primeros días, cuando pensé que me echaban hice una recorrida de la galería de presidentes del Banco Central a ver a quién le ganaba.

Al asumir, ¿estaba claro que era necesario un feriado bancario?

Para mí fue un proceso. Entre con el libro de macroeconomía abajo del brazo y a los tres o cuatro días había recibido varios piñazos de la realidad. De alguna forma uno hace esa transformación de esa persona que hace lo que tiene que hacer.

Fue un proceso muy rápido. Asumimos un 25 de junio. Estaba la misión de Washington para negociar con el FMI, volviendo al otro día porque habían dicho que no. Al otro día Taylor, subsecretario del tesoro en EE.UU. hace que empiecen a trabajar en el diseño de la salida. Y en el trabajo ese fin de semana quedó claro que no había salida posible si no se cerraban los bancos que no se podían sostener. Y como la negociación de demoraba, ahí se hacía inminente. Lo discutimos el domingo 28. Ahí Taylor pidió que no cerráramos los bancos. Pero en ese momento las negociaciones no eran fructíferas. Ese lunes perdimos 10 millones de dólares en depósitos, casi 60 millones de reserva. Nos quedaba nuestras últimas reservas, que era el límite. Queríamos evitar lo que había ocurrido en Argentina. La salida, fuera que fuera, pasa por dejar andando los bancos que podían, entregarle sus dólares, así sus casas matrices veían que Uruguay cumplía.

Ese límite se alcanzó el lunes 29, al final del día, dejé acordado una reunión al otro día a las ocho de la mañana para implementar el feriado bancario, y me fui al Ministerio para ver qué hacíamos. Hay poca literatura sobre cómo parar una corrida bancaria.

Hay que dejar de lado las cuestiones de Uruguay vs. Aninat. Nadie, ni yo lo consideraba un enemigo.

¿Cuánto pesó en el desenlace de la crisis la dolarización de la deuda externa?

Era un factor. Tiene su origen en los años 90, no era común que mercados emergentes se endeudaran en mercados internacionales en su propia moneda. De hecho, Uruguay, en el 2003 es el primer país emergente que sale a emitir un bono global en moneda local (unidades indexadas). Todo el financiamiento que uno recibía de afuera era recibido en moneda extranjera.

Ningún factor por sí solo te hubiese salvado la crisis. Fue la acumulación de un motón de elementos. Uruguay venía de cuatro años de recesión, se da la situación de fraude en el  Banco Comercial. Hasta diciembre del 2001 pese a dolarización, Uruguay seguía ganando depósitos, pese al corralito en Argentina. Se veía dando lo que siempre ocurre: cuando hay problemas en Argentina, la gente busca refugio en Uruguay. Todo eso se junta para tener una situación débil, con problemas en el sistema bancario y sin recurrir a un apoyo externo.


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