"Mugre Rosa": la novela de Fernanda Trías situada en un Montevideo distópico

La escritora uruguaya y ahora radicada en Bogotá explicó de qué trata su nueva obra y cómo llegó a escribir sobre la idea de la capital de Uruguay en un escenario distópico.

Su estadía en Colombia

Estoy hace cinco años. Me vine invitada para la Feria del Libro cuando mi primer libro salió acá y luego surgieron oportunidades laborales muy interesantes vinculadas con la docencia. Hoy soy docente en una universidad.

De qué trata el libro

La terminé en diciembre de 2019. Cuando la volví a leer en mayo para hacer la última leída me impresionó más porque había muchos detalles que conectaban con la pandemia. Dicen que la literatura tiene algo premonitorio.

Nunca escribo pensando en una idea. Los temas se cuelen rápidamente porque son los temas que me impactan en este momento, por ejemplo, la crisis climática ambiental del mundo y luego el trato de cómo nos relacionamos con los animales. La pandemia es resultado directo de esa idea que no está bien.

Parto de imágenes de un paisaje distinto de un río que siempre ha sido nuestra vida. Un río de la Plata que está lleno de algas tóxicas y luego está el tema de esta enfermedad en donde nunca vas a dejar de sentir hambre y no hay manera de llenar ese hueco y de decir “estoy saciado”. Es una enfermedad real en la que investigué. Traté de imaginar un personaje de un niño insaciable y monstruo que tiene un vínculo malo con sus padres y que esta protagonista tiene un vínculo muy especial y sí puede conectar con él.

Lo de la mugre rosa sí es especial porque hay un subproducto cárnico que se llama mugre rosa o baba rosa le dicen también que es una red de todos los restos de los animales que no servirían para nada pero que se pasan por una máquina desinfectante y que con eso se hacen frankfurters y hamburguesas. Tal vez esta pasta rosa sea lo único que se puede comer. Empecé a llevar estas cosas al extremo. Empiezo a conectar y darme cuenta de cosas como metáfora de este este consumo loco que tenemos que nunca es suficiente. Luego voy encontrando metáforas.

Empecé a hacer conexiones y trabajarlo más conscientemente. Al principio era más del drama humano y el personaje de la madre. El único vínculo que la podría salvar es este niño enfermo que todos rechazan.

Montevideo distópico como escenario

Sentí la necesidad de volver a Uruguay. Siempre me quedo en la ciudad Vieja y es mi idea de Montevideo. Imaginaba el puerto hundido en la niebla. Asocio a Montevideo con ese color gris de las calles o el invierno y lo llevé al extremo con todo gris y niebla, que solo se levanta con ese viento rojo que es la enfermedad. Solo se puede salir cuando la ciudad está dormida en esa grisura.

Una de las cosas que me impactó de “Voces de Chernóbil” es que ellos hablaban de cosas que uno nunca  se imaginaría que se pondrían a hablar de eso como las flores o los insectos. Es cómo la vida continúa dentro del horror. Eso es extraño pero ocurre. La vida se impone ante todo esto y vamos a tratar de seguir viviendo a pesar de todo esto.


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