Esta técnica marca un capítulo más en el avance de la reproducción unisexual y podría ser de gran aporte para aquellas especies que están en peligro de extinción y tienen tasas de natalidad muy bajas.
En China lograron que dos ratones machos sean los progenitores de un roedor sin intervención biológica materna. Para esto, se identifica y manipula un conjunto específico de genes relacionados con la reproducción y se logró que un ejemplar viviera hasta la adultez.
Pensar en un ratón con carga genética de dos progenitores masculinos y nada más, era impensado hace unos años, pero no hoy. Porque un equipo de investigadores chinos logró combinar células madre embrionarias sin carga genética con dos espermatozoides y darle vida a un nuevo integrante del clan.
Esta técnica marca un capítulo más en el avance de la reproducción unisexual y podría ser de gran aporte para aquellas especies que están en peligro de extinción y tienen tasas de natalidad muy bajas.
El proceso funciona así; un espermatozoide es inyectado en un óvulo vacío (sin ADN); y de ahí, se forma un embrión con solo la mitad de la información genética (toda de procedencia paterna o masculina) y se las edita para “desactivar” las señales de impronta que impiden que dos padres contribuyan a un embrión.
Después, se fecunda otro óvulo vacío y se combina con otro espermatozoide. Esto implica editar al menos 20 genes que de alguna manera no serían compatibles sin este paso.
Luego de extenso proceso. se implanta el resultado en una ratona que es la que lleva a término el embrión, pero que en ningún momento realiza una transferencia genética sobre la cría.
Sin embargo, aún resta seguir mejorando las técnicas, ya que solo el 12% de los embriones fueron capaces de desarrollarse hasta el nacimiento, y no todas llegaron a la edad adulta debido a defectos de desarrollo, como problemas de crecimiento alterado.
Además, los ratones que llegaron a la adultez son estériles, aunque demostraron una mayor eficiencia en la clonación, algo que da esperanzas para seguir investigando los patrones de edición genética, pero sobre todo la posibilidad de extender estas herramientas a animales más grandes como los monos.