“Gusanos auditivos”: las razones por las que no podés sacarte algunas canciones de la cabeza

Se trata de esa sensación de no poder sacarse una canción de la cabeza y que sus letras y melodías aparezcan constantemente sin que tu cerebro vaya a buscarlas.

Desde los clásicos de Freddie Mercury, hasta los últimos lanzamientos de Taylor Swift o Bad Bunny: el gusano auditivo (earworm en inglés) puede llegar en cualquier momento cuando se trata de la canción correcta.

Se trata de esa sensación de no poder sacarse una canción de la cabeza y que sus letras y melodías aparezcan constantemente sin que tu cerebro vaya a buscarlas.

En el libro Musicofilia, el neurólogo Oliver Sacks lo define como “la abrumadora y en ocasiones, impotente sensibilidad de nuestros cerebros hacia la música”, y agrega que “suelen ser melodías con un ritmo muy pegadizo, letras sencillas, repetitivas y fáciles de recordar” que funcionan como un virus dentro de la memoria.

Según un estudio de News Medical, al menos el 98% de las personas en el mundo occidental experimentó alguna vez esta sensación.

¿Por qué se produce este fenómeno? Las respuestas son muy variadas y no son del todo concluyentes. El Dartmouth College aventura en una investigación que los gusanos auditivos se alimentan de la memoria de la corteza auditiva, un sistema a corto plazo que es más eficiente cuando la canción tiene una letra o una melodía pegadiza y fácil de recordar.

Además, muchas de las canciones que generan este efecto tienen propiedades que despiertan una reacción anormal en el cerebro y de alguna forma lo “obligan” a repetirlas una y otra vez. En personas con carácter obsesivo compulsivo esto incluso puede llegar a generar un problema.

Al mismo tiempo, los psicólogos musicales, creen que las personas estresadas, cansadas o con sensación de nostalgia son más propensas a que sus cerebros caigan en este bucle musical.

Una publicación de la Universidad de Durham, en Inglaterra, sugiere que para “combatir” a estos gusanos auditivos hay tres cosas que podemos hacer. La primera es escuchar de principio a fin esa canción que tenemos pegada para, de alguna forma, “alivianar” ese proceso mental que está teniendo tu cerebro.

También propone como solución escuchar otras canciones para reemplazar la que no podés olvidar. Y por último aconseja tratar de no pensar en el tema y dejar que la canción abandone tu corteza auditiva con el paso del tiempo.

Según un estudio de la universidad británica de Saint Andrews hay cinco componentes que una canción utiliza para quedarse pegada en nuestros cerebros: Sorpresa, predictibilidad, repetición rítmica, potencia melódica y receptividad.

Las dos canciones más pegadizas de la historia, según los parámetros de este estudio son We will rock you, de Queen, y Happy, de Pharrell.


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