La partícula de Dios que cambió la ciencia para siempre: se cumplen diez años del descubrimiento del bosón de Higgs

El 4 de julio de 2012 la ciencia completó uno de los rompecabezas más ambiciosos de todos. Estamos hablando del bosón de Higgs. Fue ese día que se comunicó su descubrimiento y fue un fenómeno que recorrió el mundo.

El 4 de julio de 2012, en una sala del Centro Europeo de Física de Partículas no cabía un alfiler y entre el público estaban Peter Higgs y François Englert. Aquel día, 48 años después de que ambos empezaran a estudiar la posible existencia de una esquiva partícula subatómica, finalmente se confirmó su existencia.

Pocos anuncios del campo de la física lograron semejante impacto mediático, pero la ocasión lo merecía. El bosón de Higgs es una parte fundamental del Modelo Estándar de la física elemental que describe cómo está hecho el mundo. Y sin él nada existiría, ya que es el responsable de darle masa a las partículas.

El físico teórico británico Peter Higgs y el equipo belga formado por François Englert y Robert Brout llegaron, por separado, a proponer la existencia de ese bosón en 1964. Pero el complejo proceso científico y tecnológico para confirmar de forma experimental su teoría hizo que tuvieran que esperar 50 años para saber que estaban en lo cierto.

Luego de una complicadísima explicación y una conclusión solo apta para físicos, el que era director del Centro Europeo de Física de Partículas, CERN, se dirigió a la audiencia:

Lo que este físico quería decir era que los datos extraídos de experimentos en el Gran Colisionador de Hadrones, la mayor máquina construida por el ser humano,  señalaban con más de un 99% de probabilidad, que la partícula elemental encontrada en tres años de experimentos era el bosón de Higgs.

Dos grupos de investigación de unos 3.000 científicos cada uno, lograron con miles de millones de colisiones entre partículas extraer e identificar las señales y residuos dejados por el bosón, una partícula muy inestable que se desintegra casi al instante.

El Modelo Estándar describe cómo todas las partículas interactúan entre sí, pero para que estuviera completo y explicara por qué tienen masa faltaba por identificar lo que Higgs, Englert y Brout habían formulado de manera teórica, un mecanismo que se la diera. Se trata de un campo invisible -llamado también de Higgs- que llena todo el universo, que surgió justo después del Big Bang y sin su presencia no existiríamos, pues las partículas solo adquieren masa al entrar en contacto con él.

Pero la historia no acabó aquel 4 de julio. Aquel día se descubrió una partícula que parecía poder ser el bosón de Higgs, luego hubo que ir midiendo sus propiedades para confirmar que lo hallado era compatible con la teoría. Todas las medidas realizadas hasta ahora están de acuerdo con lo esperado para este bosón de Higgs

A pesar de la dificultad, para los no expertos, de entender qué es el bosón de Higgs, este siempre despertó mucha curiosidad en el gran público. El descubrimiento ocupó la portada de numerosos medios de comunicación y un año después más de 10.000 personas se apuntaron a un curso online gratuito de la Universidad de Edimburgo para entender qué es.

Quizás haya ayudado a esta fascinación que el bosón fuera popularmente bautizado como la “partícula de Dios”, un apodo que, como a otros físicos, Higgs siempre dijo que no le gusta.


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