¿Qué hace posible que un insecto pueda volar? Científicos utilizaron inteligencia artificial y una mosca robot para averiguarlo

El cuerpo de los insectos está unido a las alas por una única articulación, pero que es muy compleja.

La cantidad de animales voladores que hay en el mundo es incalculable. De hecho, científicos australianos realizaron un censo donde pudieron contabilizar 50.000.000 millones de aves y eso deja por fuera a los insectos y a otras especies de las que quedan pocos ejemplares o que ya no están entre nosotros. Pero el sueño de poder volar o de entender cómo funciona el vuelo, es una materia saldada para algunas especies pero no para los insectos.

Así que un grupo de profesionales de todo el mundo se unieron para descifrar a los más complicados del grupo: los insectos. Su tamaño diminuto y la cantidad de movimientos que sus alas realizan por segundo, hace que el sistema que les permita volar sea casi imperceptible y no basta con observar a un insecto muerto, sino que la clave para entender cómo funciona es verlos haciendo su magia.

El cuerpo de los insectos está unido a las alas por una única articulación, pero que es muy compleja. Se trata de un sistema interconectado de cinco elementos llamados escleritos que interactúan con los músculos para hacer que las alas se muevan.

Para poder saber esto, el equipo permitió que una mosca volara dentro de una cabina, con un simulador electrónico de distintos escenarios mientras tomaban videografías simultáneas en 3d y a alta velocidad.

En este ejercicio, los científicos pudieron determinar cómo funcionan las cinco estructuras que forman el escleritos y entender cómo a través de las tensiones musculares el insecto puede cambiar su trayectoria y direccionar el vuelo. De esta forma, se pudo saber que al momento de iniciar el vuelo, esta suerte de bisagra o engranaje, genera el mayor trabajo, luego, una vez en el aire, los músculos aportan rigidez para comenzar a controlar las distintas funciones aerodinámicas

A partir de los datos de más de 72.000 aleteos individuales, se utilizó la técnica de aprendizaje automático de inteligencia artificial (IA) para diseñar un modelo de cómo los músculos controlan el movimiento de las alas. Se empleó una diminuta mosca robótica para medir sus funciones. La red neuronal entrenada con IA pudo predecir cómo deberían ser los movimientos para mantener un vuelo constante (aunque no idéntico). Lo cierto es que la ciencia se acercó un paso más en entender la compleja tarea de volar como pequeños insectos.


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