Tardígrado u oso de agua: el animal más resistente del planeta es minúsculo, pero sobrevivió a cinco extinciones masivas

Los tardígrados fueron descubiertos en 1773. Entonces se detectó que miden menos de un milímetro de largo y tienen ocho patas. Su particular forma de caminar les valió el apodo de “pequeños osos de agua”.

El animal más poderoso y resistente del planeta no es un primate ni algún otro gran mamífero. Es incluso más pequeño que un escarabajo, incluso más pequeño que una hormiga. El animal más poderoso y resistente del planeta, de hecho, es tan pequeño que a simple vista no podemos ni observarlo, se necesita un microscopio para verlo.

Estamos hablando del tardígrado, o como también se lo conoce, un oso de agua. Mide medio milímetro de longitud y se encuentra en todos los ecosistemas. Desde la selva, hasta la sabana, desde el ártico hasta las grandes urbes.

A pesar de ser microscópicos, las 1.300 especies distintas de tardígrados caminan y ven y desde su descubrimiento las revistas científicas no paran de publicar sobre sus particulares características. Resisten a la congelación, al agua hirviendo, pueden pasar décadas de inanición y tras sobrevivir a cinco extinciones masivas, la ciencia cree que cuando ya no quede nada sobre la Tierra, ellos podrían seguir aquí.

Pero sin dudas lo que les dio el apodo de “el animal más resistente” sucedió en 2007 cuando las agencias espaciales de Europa y Rusia enviaron al espacio una sonda con un grupo de tardígrados deshidratados. Según detalló el portal especializado OpenMind, “las criaturas no solo sobrevivieron, sino que conservaron su capacidad reproductiva”.

El estudio de este animal llevó a descubrir que una de sus propiedades más interesantes, y de la que los humanos podríamos extraer alguna utilidad, tiene que ver con su capacidad de sobrevivirlo a todo.

Cuando están amenazados, los tardígrados retraen su cabeza y sus ocho patas y se dejan disecar o congelar. Para sobrevivir a la congelación o la sequía, “los tardígrados entran en un estado de animación suspendida conocido como criptobiosis, un proceso con el que frenan todos los procesos metabólicos hasta el 0,01% de lo normal y reducen su contenido en agua al 3% para que los cristales de hielo no los destruyan”, apunta OpenMind.

Cuando el animal alcanza este estado, que es muy parecido a estar muerto, un grupo de proteínas especializadas forman una especie de “vidrio biológico” sólido que mantiene la integridad del animal. Cuando las condiciones del entorno vuelven a ser favorables, el animal se rehidrata y retoma su actividad normal.

El experimento más deslumbrante en este sentido sucedió en 2016. Científicos del Instituto Nacional de Investigación Polar de Japón reanimaron un tardígrado que pasó más de 30 años congelado. El ejemplar logró reproducirse con éxito.

Pero existe un talón de Aquiles para esta particular forma de vida y del cual nadie se va a sorprender: el calentamiento global. Estudios de la Universidad de Copenhague y otros publicados en las revistas Nature y Scientific Reports, señalan que los tardígrados metabólicamente activos pueden ser sensibles a las altas temperaturas. Aunque también es cierto que para que desaparezcan, los océanos de todo el mundo deberían hervir.

Mientras tanto, los tardígrados siguen fascinando a la ciencia.


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