Los ocho acusados se podrían enfrentar a una pena de prisión perpetua.
Este lunes por la mañana comenzó en los tribunales de Dolores (provincia de Buenos Aires, Argentina) el juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa, el joven de 18 años asesinado a golpes por un grupo de rugbiers a la salida de un boliche hace tres años.
Por este crimen ocurrido el 18 de enero de 2020 en la ciudad balnearia de Villa Gesell hay ocho jóvenes de entre 21 y 23 años en prisión preventiva. Los ocho fueron acusados de "homicidio agravado por el concurso premeditado de más de dos personas y alevosía" y enfrentan una pena de prisión perpetua.
El abogado de la familia, Fernando Burlando, adelantó en su primera intervención que solicitará la prisión perpetua para los acusados-
"Nuestra vida es un calvario, queremos justicia", dijeron los padres de Báez Sosa antes del comienzo del juicio. "Mi hijo está encerrado en un ataúd, y eso es como una perpetua. Y que cumplan como se debe, que en un año no les den privilegios por buena conducta. (Fernando) y nosotros necesitamos paz. Estamos devastados, cansados de tanta tristeza que rompe nuestro corazón", dijo Graciela Sosa.
Báez, joven estudiante de derecho, salió a bailar al boliche Le Brique en la madrugada del 18 de enero de 2020 y tuvo una discusión con el grupo de rugbiers dentro del local.
La seguridad del establecimiento los sacó y 15 minutos después, cuando Báez ya se había alejado de la situación, lo fueron a atacar. Incluso cuando estaba desmayado lo siguieron golpeando, según relataron este lunes en el juicio los fiscales Juan Manuel Dávila y Gustavo García.
Baéz murió como consecuencia de un ataque de puños y patadas que recibió por los ocho acusados. La autopsia determinó que su muerte fue por traumatismo de cráneo.
"A este me lo voy a llevar de trofeo", dijo uno de los acusados durante el ataque, según presentó Burlando, argumentando que los exdeportistas "tomaron la decisión de matar y mataron".
La defensa de los rugbiers, encabezada por Hugo Tomei, solicitó una vez más la nulidad del juicio, asegurando que existieron irregularidades en el proceso judicial y falta de una defensa acorde. "Si estos chicos hubiesen sido sentados con una defensora que hubiese hecho su trabajo, estoy seguro de que declaraban", dijo la defensa. En estos tres años, los jóvenes nunca declararon.
La fiscalía, sin embargo, recordó que ya se rechazó un pedido de nulidad y que incluso con Tomei como abogado los acusados se abstuvieron de declarar.
