El exdirector de Convivencia Ciudadana del Ministerio del Interior sostuvo que el ministro del Interior tiene “un discurso de barra brava” y que él pretende colaborar con la actual gestión y no conspirar.
Gustavo Leal en Desayunos Informales:
Lo que sucedió fue una decisión insólita, pero justificada en una filosofía de rencor y enfrentamiento del ministro Larrañaga, tratando de polarizar a la sociedad.
Se ha planteado como un hincha de lo que hace y eso ha caído muy mal en la Policía. Es bueno que escuche palabras no solamente del coro que lo rodea. Es un mensaje de que todo lo que se hizo antes es parte del fracaso y todo se hizo mal. En vez de querer construir puentes en un tema complejo, tiene un apuro sistemático de polarizar a la sociedad.
Desde que salí del Ministerio no he opinado porque creo que hay que dar tiempo. Esto de comunicados sobre no poder reunirse con tal es un síntoma de debilidad y desconfianza.
Creo que cuando uno lidera una institución tiene que tener confianza en su equipo. Si esa forma de liderazgo implica que uno le tiene que informar todos los movimientos que hace al responsable, no hay confianza. Eso genera un hielo. ¡Estamos hablando de un jefe de Policía de la ciudad de Montevideo con 50 años de trayectoria! El mensaje que se da a la institución es de parálisis.
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Gustavo Leal aseguró que la reunión que mantuvo con Erode Ruiz “no fue la primera ni la última”. Explicó que fue a llevarle información y que prohibir eso “no es lógico” y “es desconocer el funcionamiento de la investigación policial”.
Leal recordó que el 6 de marzo, cuando ya no era más funcionario del Ministerio del Interior, concurrió al velatorio de una mujer policía asesinada y ahí ocurrió se encontró con algunas autoridades del actual Gobierno.
El exjerarca aseguró que si tiene información va a volver a tener contacto con la Policía. Agregó que luego que el ministro Larrañaga decidió remover a Ruiz recibió más llamadas de oficiales.
Gustavo Leal en Desayunos Informales:
Lo recibí todo con cierto estupor. No pensé nunca que en Uruguay alguien tomara una decisión de estas características con un jerarca con 50 años de trayectoria. Lo echaron por Twitter en un comunicado. No he hablado con Ruiz después de la decisión. Lo que sucedió fue una decisión insólita, pero justificada en una filosofía de rencor y enfrentamiento del ministro Larrañaga, tratando de polarizar a la sociedad.
Se ha planteado como un hincha de lo que hace y eso ha caído muy mal en la Policía. Es bueno que escuche palabras no solamente del coro que lo rodea. Es un mensaje de que todo lo que se hizo antes es parte del fracaso y todo se hizo mal. En vez de querer construir puentes en un tema complejo, tiene un apuro sistemático de polarizar a la sociedad.
Desde que salí del Ministerio no he opinado porque creo que hay que dar tiempo. Esto de comunicados sobre no poder reunirse con tal es un síntoma de debilidad y desconfianza.
Creo que cuando uno lidera una institución tiene que tener confianza en su equipo. Si esa forma de liderazgo implica que uno le tiene que informar todos los movimientos que hace al responsable, no hay confianza. Eso genera un hielo. ¡Estamos hablando de un jefe de Policía de la ciudad de Montevideo con 50 años de trayectoria! El mensaje que se da a la institución es de parálisis.
Me parece que las cosas hay que verlas en la globalidad.
El 6 de marzo fui a un velorio de una policía que asesinaron en Casavalle. Me sonó el teléfono de una persona que presenció el hecho y me preguntó si seguía habiendo garantías para declarar como testigo protegido. Le dije que sí y le informé a las autoridades. Declaró y eso llevó a que condenaran con prisión a dos homicidas.
Así como participé en ese caso, participé con información en otras ocasiones. Porque trabajé por ocho años en ese ministerio y di la cara siempre. La confianza se construye en los lugares. Me siguen llamando para canalizar información y yo he cooperado. Estuve en el Ministerio y estoy convencido de que hay que tener políticas de Estado.
