La realidad de las personas trans en Uruguay: avances y desafíos

Dialogamos con la psicóloga Marcela Pini, primera persona trans votada para integrar el cogobierno universitario.

En las elecciones universitarias por primera vez una mujer trans integró las listas para ocupar un cargo en el Claustro.

La psicóloga y activista trans Marcela Pini contó a Telemundo la realidad de la inclusión educativa del colectivo.

Estoy en uno de los órganos de cogobierno, en la Asamblea del Claustro de la Facultad de Psicología. Mi incorporación a la CPU (Coordinadora de Psicólogos de Uruguay) fue a pedido de ellos, yo estaba en el puesto 10 y la lista obtuvo diez claustristas a la Asamblea. No voy a acceder pero voy a seguir trabajando desde CPU para que haya otras voces.

El proceso comenzó cuando la CPU se comunicó conmigo para el 8 de marzo, para incluirme en el spot de las voces. Me pareció un gesto interesante de la Coordinadora de Psicólogos que demuestra que hay realidades a las que no podemos dar vuelta la cara. Después de eso seguimos trabajando.

La ley de reparaciones para personas trans es necesaria. El censo del INE no contempla la variable género trans, por lo que no nos da un nivel de cuántas personas hay. Me preocupa la realidad del interior profundo.

Las personas trans mayores de 50 años tienen un ingreso promedio de $4.000. Hay una sola mujer trans mayor de 70 años en el Uruguay. La desafiliación educativa, familiar e institucional es en Montevideo como en la ruralidad.

Se ha generado polémica por un artículo del proyecto de ley integral trans sobre la necesidad de una autorización de los padres para los menores de edad para poder someterse a una reasignación de sexo.

Primero, no todas las personas trans deciden hacerse una reasignación de sexo. Hay otro tipo de tratamientos e inscripciones que tienen que ver con lo identitario como el cambio de sexo registral, tratamientos trans-específicos que tienen que ver con la adaptación de la persona en cuanto a cómo quiere verse. En cuanto a niños lo que se pide en el proyecto es que se atienda al artículo 11 del Código del Niño y el Adolescente, que tiene que ver con la independencia progresiva de la persona.

Es inviable que un niño de once años que manifiesta una identidad género-disidente se le vaya a hormonizar. Porque ningún niño a esa edad tiene un nivel hormonal que tenga manifestaciones secundarias del género que quiere expresar.

La idea de lo que pide el proyecto de ley es que se acompañe la identidad del niño, que pueda ser feliz en función de lo que va queriendo construir con su vida. La idea es que las familias puedan entender que no es una patología y que no todas las transiciones del género terminan en una identidad género-disidente.

Michelle Suárez se consagró como la primera legisladora trans, pero luego fue procesada por falsificar firmas en su ejercicio de abogada.

Con respecto a Michelle he transitado muchas sensaciones. Hoy me provoca mucha tristeza por ella y cuando cometemos esos errores nos tenemos que someter a la Justicia. Eso no está en juicio. Lo importante es tratar de no asociar la identidad con lo que las personas somos en otros ámbitos de nuestra vida.


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