El hombre de 49 años es divorciado y vivía con su actual pareja desde hace 20 años en la ciudad de Las Piedras.
Con ella tienen tres hijos de 4, 8 y 17 años. A su vez ella tiene un hijo de 20 años de una pareja anterior. En su petitorio las fiscales Micalea Dávila y Natalia Pereira señalan que el hombre es una persona controladora, se hacía lo que él quería y si se contradecía la orden había castigo. La mujer no podía salir del hogar sin su consentimiento ni relacionarse con familiares o amigos.
No podía ni siquiera acercarse a su hermano que vive enfrente. El hijo de la mujer le tenía que entregar todo su sueldo y hasta le tuvo que dejar una moto que había comprado. Desde abril el agresor comenzó a acusar a la mujer de mantener relaciones sexuales con su hijo de 20 años. Además de no ser cierto, señalan las fiscales, provocó daños en los hijos más chicos a los que les hablaba sobre esto. El hijo mayor intentó suicidarse, estuvo un mes internado en una clínica y se fue a vivir con sus abuelos.
Cuando el agresor se enteró de que su hijo de 17 años había ido a visitarlo le propinó una enorme golpiza. La violencia en la casa fue en aumento. Un día el agresor le rapó la cabeza a la mujer, le salpicó con ácido la zona genital y el 14 de agosto la llevó hasta el baño y trancó la puerta. La arrojó contra el piso y le puso la rodilla en la cabeza mientras le apretaba el cuello para estrangularla. Finalmente la soltó. Enterados los padres de la mujer la llevaron a un hospital e hicieron la denuncia.
Ahora el hombre, de iniciales M.M.D.C., que trabajaba como sereno en una pizzería, fue condenado a 15 meses de prisión por violencia doméstica y lesiones personales.
