A las seis y veinte de la mañana, partió el avión que lleva al mexicano, Gerardo González Valencia.
El poderoso narcotraficante, fue fuertemente custodiado desde el penal de Libertad, hasta el Aeropuerto Internacional de Carrasco, lugar donde llegó minutos después de las 4 de la madrugada.
El convoy que trasladaba al líder de Los Cuinis, ingresó por la Base Nº 1 de la Fuerza Aérea.
Las autoridades coinciden en que por sus conexiones a nivel mundial, seguramente sea uno de los delincuentes más peligrosos que estuvo recluido en cárceles uruguayas.
La extradición de González Valencia, incluyó un fuerte operativo de vigilancia por tierra y aire.
Una vez que el mexicano estaba en el Aeropuerto, arribó el ministro del Interior Jorge Larrañaga, que supervisó el momento en el que el mexicano, fue entregado a las autoridades norteamericanas.
Tras la entrega, el secretario de Estado sacó su teléfono, y como se observa en esta foto, le comunicó al presidente de la República, Luis Lacalle Pou, que el hombre ya estaba en custodia de los Estados Unidos.
La estadía de González Valencia en Uruguay obligó al Ministerio del Interior a realizar movimientos internos, ya que ni bien asumió el nuevo gobierno, se lo trasladó desde la cárcel de Punta de Rieles al Penal de Libertad. Había sospechas de un posible plan de fuga.
A los pocos se detectó un dron sobrevolando la cárcel, situación que hizo se extremaran los controles en el centro penitenciario.
Una vez en Estados Unidos, González Valencia no podrá ser condenado a pena de muerte y tampoco se le podrán imputar delitos por los que no fue solicitada su extradición. Ellos son, ingreso al país de cocaína, metanfetaminas y posibles homicidios.
Las autoridades norteamericanas no descartan que la pena que recaiga sobre el hombre, se la cadena perpetua.
Gerardo González Valencia vivió en Uruguay durante nueve años, cuatro de ellos en prisión. Hace cuatro años había amenazado al entonces ministro del Interior, Eduardo Bonomi, y hace poco más de un mes había sido trasladado desde la Cárcel de Punta de Rieles al Penal de Libertad ante el riesgo de una fuga.
