Al realizar pericias al celular de la víctima encontraron audios en los que la mujer describía la situación de violencia que vivía con su hijo.
El cuerpo de una mujer de 57 años fue descubierto a principios de enero de 2021 por su hermana, en un tajamar seco en el fondo de la casa de la víctima, en la localidad Villa del Carmen, Duranzo.
Allí se abrió una investigación que tuvo al hijo de fallecida como principal sospechoso desde el principio.
El joven de 31 años era adicto a las drogas y, según la declaración de familiares, padecía esquizofrenia. Además, madre e hijo mantenían un vínculo de violencia intrafamiliar.
Aunque en un principio el joven negó haber matado a su madre, sí reconoció haber escondido su cuerpo. Sin embargo, la investigación a cargo de Bárbara Zapater permitió condenarlo a 22 años de prisión por los delitos de delito de homicidio especialmente agravado por el vínculo familiar y muy especialmente agravado por el femicidio a la pena de 22 años de penitenciaría.
En el juicio, la Fiscalía logró probar su teoría del caso basada en que el hombre era consumidor de drogas y que en una medio de una discusión con su madre la mató de varios golpes en el cráneo.
Entre los elementos que sustentaron la causa hay declaración de testigos y pericias al celular de la víctima en el que se encontraron audios en los que la mujer describía la situación de violencia que vivía con su hijo.
