Mónica Rivero decía que vivía del seguro de su esposo que había fallecido en un accidente de tránsito

El 13 de febrero se habían cumplido dos años de su desaparición. Todavía no se ha podido determinar dónde estuvo en los primeros meses hasta que llegó a la Barra del Chuy.

El esposo y el hermano de Mónica Rivero la llevaron a una peluquería ubicada en Luis Alberto de Herrera y Ramón Anador, en la mañana del 13 de febrero del año 2017. De allí debía ir al lugar donde trabajaba hacía más de 20 años: la automotora Julio César Lestido.

Sin embargo no entró a la peluquería y nunca llegó a su empresa. Lo que se supo de ella es que a la una de la tarde de ese día activó por última vez su celular en el balneario Solís, en Maldonado.

La búsqueda no dio resultado y videntes contratados por la familia dijeron que estaba muerta y enterrada en el Parque Roosevelt. Poco después se confirmó que ella, su esposo y su hermano eran jugadores VIP del Casino del Conrad de Punta del Este.

Según su hermano ella era afortunada y jugaba el dinero que ganaba, pero el Casino registró que Mónica perdió US$ 4 millones desde el 2008. No se sabe qué pasó en los primeros meses, pero sí que en octubre llegó a Barra del Chuy, en Rocha.

Allí alquiló un monoambiente y se hizo muy amiga de la dueña, a tal punto que después de los primeros 20 días fue a vivir con ella. Pagaba al contado, le regalaba cosas a sus amigas y llamó la atención el día en que todas fueron al Casino.

La contadora cambió su aspecto físico y se decía llamarse Ana Rodríguez. Andaba en una bicicleta y decía que vivía del seguro de su esposo, que había fallecido en un accidente. Había entablado una relación con un hombre de 73 años. Iba a clases de zumba y era muy querida porque ayudaba a los vecinos, en algunos casos cuidando a sus hijos.

Decía que no tenía familiares y siempre pagó al contado.

 


Las Más Vistas