Hay 35.000 personas bloqueadas y expuestas a los bombardeos, mientras el flujo continúa.
En los últimos días, Turquía ha mantenido cerradas sus fronteras con Siria y así ha dejado varados a más de 30.000 refugiados que huyeron de los bombardeos contra la ciudad de Alepo. La crisis humanitaria en la zona no hace más que aumentar, ya que se esperan decenas de miles más si continúa la ofensiva de Rusia y el gobierno sirio contra la que una vez fue la capital económica del país.
A través de organizaciones humanitarias, el gobierno turco está distribuyendo decenas de miles de raciones de comida entre los desplazados. Según responsables de la Media Luna Roja, se instalaron 2.000 carpas en ocho localizaciones distintas, por lo que en la noche del lunes todos pudieron dormir bajo techo.
Entre 50 y 60 personas son atendidas cada día en hospitales turcos. El lugar en donde Turquía piensa instalar el nuevo campo de refugiados está expuesto a los bombardeos: el 26 de noviembre un ataque ruso mató a siete personas al destruir un convoy con ayuda humanitaria en la zona.
