Desde el oficialismo se consideró que en Brasil hay una "precariedad institucional".
El juez Sérgio Moro condenó al expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva a nueve años y medio de prisión por corrupción pasiva y lavado de dinero.
En el ámbito político uruguayo hubo diferentes opiniones sobre esto.
El senador nacionalista Luis Lacalle Pou dijo lo siguiente:
“Tenemos una opinión sobre hechos que aquí resaltan y son irregulares. Si hay una investigación con tanta independencia de quienes las llevan adelante, seguramente haya elementos suficientes de juicio para actuar en consecuencia”.
El diputado frenteamplista Daniel Caggiani, planteó una similitud con el caso de la expresidente Dilma Rousseff, destituida de su cargo en 2016.
“Este fallo del juez Sérgio Moro me hace acordar mucho al juicio político de la presidente Dilma Rousseff, a quien se la acusó políticamente de realizar pedaleadas fiscales y a la hora de sancionarla no se lo hizo. Se lo acusa de algo y luego se deja en standby la prisión del presidente Lula. Nos llama a la reflexión porque la situación de precariedad institucional de Brasil afecta a toda la región”.
El senador independiente Pablo Mieres se refirió a la figura del expresidente brasileño.
“Es penoso. Sobre todo para una figura que en su momento generó una expectativa muy importante. Lo único que fundamenta su defensa es la sintonía ideológica. El problema dramático que tiene Brasil, que es una tragedia, es que tiene una corrupción sistémica”.
El diputado blanco Jaime Trobo resaltó el hecho de que la corrupción no diferencia alineaciones políticas:
“Creo que esto tira por el suelo el concepto que la izquierda latinoamericana manejó durante mucho tiempo de que la corrupción solo estaba en la derecha. La sanción a un presidente demuestra que en la izquierda también hay hechos de corrupción graves”.
El colorado Adrián Peña se preocupó por el rol de Uruguay en este tipo de casos:
“Tenemos que tener cuidado con lo que pasa en casa. No es novedad. El proceso en Brasil se viene dando desde hace mucho tiempo. Creo que el problema de la corrupción es el principal enemigo que tiene la democracia”.
