La eterna promesa XII

¿Pibe cantina de qué te la das?

Los días después de enterarme del pase fueron desesperantes, llamadas de toda mi familia, de dirigentes del club que decían haberme bancado siempre y me aconsejaban que fuera con alguien de confianza por el papeleo, pero por favor… a papá mono con bananas verdes no.

También aparecieron nuevos amigos que me felicitaban, me pedían alguna ropa de recuerdo y prometían irían a visitarme allá si los invitaba. Sí, sí, vengan mañana que hay croquetas.

Todo nuevo para mí. Notas en la tele, entrevistas en diarios, solicitudes de amistad en Facebook, seguidores por doquier con nombres como 阿艾勒吴维豆布勒, qué sé yo. Una locura.

Abrumado pero sin perder el estilo, publiqué en mi Instagram una carta de despedida para con el club, en donde saludé a los pocos que alguna vez me dieron para adelante, prometí no volver nunca más y les recordé a todos los que me insultaron que ahora me verían por Fox Sports, que con todo esto de Tévez pasan la liga china.

Ya sé que no fue una decisión muy inteligente irme diciendo esas cosas, pero créanme que pocos jugadores fueron tan puteados como yo adentro de una cancha de fútbol. No saben la cantidad de veces que escuché “fracasado”, insulto increíblemente injusto ya que suele ser propinado por hinchas pasados de peso, feos y transpirados que pagan una entrada por verme a mí hacer lo que a ellos los apasiona pero no pueden hacer ni en el Play Station.

Pero no me voy a poner filosófico, para eso está Darín. ¿O ese es el actor? ¿Darwin? Ah no, ese es el de la radio. Qué sé yo, el filósofo que se les venga la mente. Lo seguro fue que me despedí del club con poca pena y mucha menos gloria, pero eso es pasado.

Ahora soy yo pero chino. Ahora soy un jugador moderno, soy un producto y soy de los que me vendí por la plata. ¿Y qué? Mi nuevo representante me llamó para juntarnos a tomar un café y cerrar el contrato. Un café… Tomá pa vo… Si ahora sonara “Pibe cantina”, este cuento sería perfecto (si quieren, hagan click en este link y sientan el sabor tropical corriendo por sus venas). Eso sí, sigan leyendo que todavía no terminé.

Entonces… nos encontramos con mi repre en un barrio totalmente desconocido para mí: Punta de las Carretas se llama, o así le dice Julio Ríos. Ni idea. Llegamos a la conclusión de que el contrato tenía que ser por 3 años, porque cuando me vean jugar lo primero que van a hacer es querer echarme. Pero va a ser tarde porque para echarme van a tener que rescindir el contrato, y eso es mucha plata. Aunque pensándolo bien, ¿cuánto será mucha plata para esos nenes?

Y hablando de mucha plata, eso es lo que voy a cobrar por mes. No tardo en perder la humildad… Todo listo, aunque faltaba un detalle. Dice mi representante que si quiero ser un jugador top y estar a la altura de lo que contratan allá, tengo que hacer una lista de peticiones con cosas que me tiene que dar el club para que yo vaya.

¿Para qué? Arrancamos: apartamento con vista a la ciudad, una cena con Tévez, Play 4, siempre el último FIFA, un traductor porque si no no voy a entender un joraca, un trabajo para mi madre allá, caramelos ilimitados de Candy Sweet (soy adicto), agua tónica sin fin, viajar en primera clase (esa me la dijo un amigo que mide como 2 metros y no le entran las piernas en turística), Netflix gratis, el último Iphone, ropa Armani, un tatuador, un pasaje por mes para mi peluquero Nacho, un perrito de esos arrugados y, si no es mucho pedir, una novia.

No quiero que me salten a la yugular con que soy machista, solo que no encuentro una mina pero ni en Tinder. Y qué sé yo… capaz ellos me consiguen.

Cual si fuera un diario íntimo, esto es todo por hoy, la semana que viene viajo a China y con cariño y con empeño, en esto de los cuentos me desempeño. Ni Cortazar te cierra un cuento tan bien, bajala de pecho.


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