Las crecidas inundan los cultivos e impiden que los productores rurales puedan explotar las tierras.
En la zona de Corralito, a unos quince kilómetros del centro de Salto, dos jóvenes productores rurales pierden sus cultivos en una chacra que queda a un kilómetro del río.
No solo la crecida afecta las tierras, sino que el invierno que se acerca también perjudica los cultivos.
“Nos afecta el boniato. Lo agarra el agua y después de 24 horas ya no sirve más. Después complica la tierra, que íbamos a usar para plantar cebollines. Si el agua no baja, no seca, no podremos preparar la tierra”, contó Álvaro, uno de los productores.