Cómo funciona el cerebro bilingüe y cómo cambia al hablar varios idiomas

Hablar más de un idioma tiene claras ventajas para la comunicación. Pero lo que se pregunta también la ciencia es si podría tener otros beneficios también.

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En 2019 se hizo la primera Encuesta Telefónica de Idiomas. La encuesta se realizó sobre una sub muestra de la Encuesta Continua de Hogares en localidades de más de 5000 habitantes a personas entre 15 y 60 años.

En noviembre de 1970, el mundo entero escuchó el nombre de Genie por primera vez. El caso de la niña que fue encerrada en un sótano por su padre durante más de una década recorrió todos los medios de comunicación y fue objeto de estudio en universidades y centros de investigación.

Esta niña originaria de California no tenía un lenguaje desarrollado. De hecho, solo conocía cinco palabras del inglés. Y a pesar de que fueron muchos los especialistas que intentaron enseñarle el lenguaje, la niña fue incapaz de aprenderlo.

Este caso impulsó en la década del setenta en Estados Unidos una variedad de estudios vinculados al cerebro y el lenguaje que, entre otros temas, derivaron en investigaciones sobre cómo se comporta el cerebro de las personas que saben más de un idioma.

Según un reportaje de la BBC, “los cerebros de las personas bilingües son físicamente un poco distintos a los de las personas monolingües”. Y agrega que “estos cambios físicos son consecuencia del uso repetitivo de las herramientas que nuestro cerebro utiliza constantemente para interpretar todo lo que nos rodea”.

Esto se conoce como “procesos cognitivos” y no son más que la percepción, la memoria, la atención y la emoción. Los expertos creen que al hablar más de un idioma, el cerebro ejercita más esos procesos cognitivos y ahí es donde se producen los cambios.

No obstante, las diferencias son pequeñas y no se traducen necesariamente en más y mejores capacidades.

Aun así, la periodista Inma Gil Rosendo apunta a diversos estudios que coinciden en que hay tres ámbitos cognitivos en el que el cerebro del bilingüe se desempeña mejor.

Es decir que, presuntamente, los bilingües tienen una mayor capacidad de memoria operativa, son ligeramente más capaces de analizar una situación desde otras perspectivas  y también generan una mayor reserva cognitiva. Aunque los estudios son muy recientes, los neurocientíficos creen que los bilingües se enfrentan mejor a las enfermedades neurodegenerativas, como el alzhéimer.

Los investigadores apuntan a que el esfuerzo cognitivo que requiere aprender una nueva lengua es tan grande que no importa cuándo ni a qué tiempos, esto siempre traerá beneficios para el cerebro.

 

 


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