Pantallas, tecnología y ansiedad adolescente: ¿mito o realidad?

Si más o menos seguís los titulares de la prensa especializada en tecnología o estilo de vida, es probable que te hayas encontrado con más de un artículo con evidencia científica de que los adolescentes sufren más depresión, ansiedad y suicidio desde que las redes sociales y los teléfonos inteligentes forma parte de su día […]

Si más o menos seguís los titulares de la prensa especializada en tecnología o estilo de vida, es probable que te hayas encontrado con más de un artículo con evidencia científica de que los adolescentes sufren más depresión, ansiedad y suicidio desde que las redes sociales y los teléfonos inteligentes forma parte de su día a día.

Pero un grupo de investigadores de universidades británicas y estadounidenses está cuestionando todos estos estudios que vinculan a los celulares con la salud mental de los más jóvenes y su veredicto es claro: ninguna verdad es absoluta.

Según publicaron The New York Times y El País de España, el vínculo causa consecuencia entre una y otra es “minúsculo”.

"Los problemas mentales y de ansiedad empezaron a aumentar antes de la irrupción de los celulares. Pero además hay un montón de posibles explicaciones igualmente válidas que la tecnología: la pérdida de empleo, la crisis económica, la presión académica. Todo puede contribuir a esta subida", dijo al diario español una de las profesoras de psicología que respalda los nuevos estudios.

Esto, aclara otra investigadora, no significa que los adolescentes puedan estar 15 horas con los ojos clavados en una pantalla, pero afirma que “hay un miedo sustancialmente exagerado a las tecnologías digitales”.

Y hay gente que viene sacando ventajas con esto. Un analista de la Universidad de Oxford lo resumió a El País así: "La teoría del miedo sobre la tecnología se convirtió en una industria casera para vender libros, charlas y consultoría”. Dice también que lo mejor que se puede hacer es tratar el consumo de redes sociales como cualquier otra actividad, como andar en bicicleta. Algo que tiene sus riesgos y recompensas.

Entonces, ¿por qué se conecta salud mental con tecnología si falta tanta evidencia?

Sencillo: es la primera sospechosa. "La preocupación por tecnologías nuevas que cambian nuestra sociedad es normal ya que somos más cautos a cambios bruscos. No tiene que sorprendernos que ahora estemos preocupados por las pantallas porque antes lo estuvimos por la adicción a la radio, las novelas románticas y la imprenta", dice el artículo. Los adolescentes están bajo el foco de la tormenta, además, porque son los primeros en probar y adaptarse a nuevos inventos.

En conclusión: no alarmarse, estar atento a cuánto tiempo pasamos mirando el celular y esperar una evidencia científica mayor antes de saltar a conclusiones precipitadas.

 


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