El comunista que conquistó a la industria cinematográfica y dejó un legado de más de 80 películas.
Este miércoles por la noche la familia Douglas anunció el fallecimiento de Kirk Douglas.
Si bien fue nominado en distintas ocasiones, la academia de Artes y ciencias cinematográficas, que deberá incluir su foto rápidamente para el in memorial de este domingo, nunca reconoció su trabajo. Claro, las razones fueron siempre más políticas que cinematográficas. Recién hace poco más de una década, suponiendo erróneamente su deceso, de la mano de Steven Spielberg, le otorgaron el Oscar Honorífico.
Douglas, es sin dudas uno de los máximos exponentes de la época dorada de Hollywood, pero también uno de los más contestarios. En plena Guerra Fría, fue continuamente señalado por sus orígenes rusos. Su familia emigró a Estados Unidos escapando de Moscú para evitar que su padre fuera reclutado para la guerra ruso japonesa y él ya nació en territorio americano.
Una vez consagrado, tras filmar cintas como Senderos de gloria de la mano de Stanley Kubrick con la que alcanzaría la fama mundial o Espartaco a penas tres años después Douglas se enfrentó la Caza de Brujas del senador McCarthy, al contratar a Dalton Trumbo para escribir el guion, a pesar de estar señalado como comunista por el Comité de Actividades Estadounidenses.
Kirk había esquivado la muerte en varias ocasiones, en 1991 tras un accidente de helicóptero y en el 96 sobreviviendo a una embolia que le afectaría el habla.
Quedan en la memoria su interpretación del pintor Vincent van Gogh en El loco del pelo rojo, su composición de Ned Land en 20.000 leguas de viaje submarino, su Chuck Tatum de El gran carnaval, el Jonathan de Cautivos del mal, el Jack de Los valientes andan solos, o su papel en Al volver a la vida, junto Burt Lancaster.
A los 103 años, se despidió la última de las grandes estrellas del Hollywood de mediados de siglo que quedaba con vida.
