Espíritu solidario: llevando la ayuda desde pequeña

Agustina tiene 21 años y hace ocho que hace un voluntariado que ha crecido cada vez más.

Agustina nació en Montevideo en el seno de una familia católica y desde muy pequeña estuvo vinculada a la Iglesia, especialmente a la fraternidad nazarena, fundada en Montevideo en 1986 y que actualmente también está presente en Tacuarembó y Melo.

En 2008, sus catequistas tuvieron la idea de hacer canastas navideñas para repartir entre las 50 familias más carenciadas del pueblo José Batlle y Ordóñez, en Lavalleja, donde misionaban.

La experiencia le dio un significado muy especial a esa Navidad, por lo que al año siguiente invitaron a sus alumnos de catequismo a sumarse a la movida.

“Nos sumamos, en ese momento yo tenía 13 años, y la idea era hacer un poquito más que el año anterior, entonces se hicieron unas 60 o 70 canastas y las repartimos también en ese pueblo”, contó.

Agustina recuerda con gran emoción las primeras veces que llegó de sorpresa a la casa de alguna familia de bajos recursos que tanto necesitaba ayuda.

“A veces hasta terminabas llorando en conjunto con la familia, terminaban abrazados, la alegría y la emoción de esa familia era impresionante”, recordó.

Cada año se fueron sumando más jóvenes nazarenos al movimiento, la mayoría del interior, y las donaciones para las canastas, ya fuera en productos o dinero, fueron creciendo exponencialmente. Eso les permitió llegar a otra localidad de Lavalleja, José Pedro Varela, donde también detectaron grandes carencias.

“Hoy en día ya es impresionante la movida que se hace porque es mucha la donación que recibimos. Hemos aumentado la cantidad de metas que nos hemos propuesto y gracias a dios hemos llegado. Este año logramos hacer 250 canastas para 250 familias”, explicó.

El haber podido quintuplicar la ayuda en menos de diez años los inspiró para seguir sumando destinos como, por ejemplo, Tacuarembó, donde 50 familias recibirán las canastas.

“El llevarlas es también todo de nosotros, los autos el que pueda poner, o se junta plata para la nafta”, detalló.

Además, y por primera vez, 100 canastas nazarenas quedaron en Montevideo y fueron repartidas este jueves entre familias del barrio Borro, como parte de la propuesta Navidad con Jesús.

Según Agustina, adentrarse en la dura realidad que enfrentan algunas personas te abre los ojos y te ayuda a ser más humilde y agradecido.

“Te hace como que valorar que uno tiene una casa, una familia, que está bien, que tiene una cama para dormir, que tiene ropa para vestir, que puede estudiar sin problemas, que tiene libros, que tiene un lápiz”, indicó.

Al igual que otros jóvenes de la comunidad, Agustina estudia y trabaja, por lo que no siempre es fácil dedicarle tiempo a la solidaridad. Pero, según ella, el amor y la gratificación son el gran aliciente para superar cualquier obstáculo.

“No es algo que nos cueste, no es algo que sea un sacrificio porque es algo que nace, o sea, nace desde adentro en cada uno. Es algo que te nace del corazón porque realmente te llena y sabés que estás haciendo algo que es bueno y que hace bien”, expresó.


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